“Es un deporte extremo, no algo de pompones” Carlos Alonso Díaz fundó hace cuatro años Cheerxport, una asociación de ‘cheerleading’ en Alcobendas. Esta disciplina mezcla la acrobacia con la animación

¿En qué consiste el ‘cheerleading’?

Es un deporte de contacto, de riesgo, en el que se realizan acrobacias, lanzamientos, pirámides y se junta la animación, la actitud positiva para alegrar a la gente, las posturas y los gestos faciales.

¿Cómo te dio por esta disciplina?

Fui en 2011 a Estados Unidos. Allí hacen cada año lo que se denomina ‘powderpuff’. En ese campeonato las chicas juegan al fútbol americano y ellos animan. Me apunté con otros chicos y estuvimos aprendiendo para el espectáculo con la capitana de las ‘cheerleaders’. Después quise seguir y empecé a reclutar a compañeros. Aunque muchos padres les sacaban, porque sigue el estigma de que es algo femenino.

Y al volver, ¿qué hiciste para seguir practicando?

Busqué en internet. Encontré la asociación España Cheer and Dance, montada por Fredy Bedoya. El equipo se llamaba Toros y participamos en algún campeonato europeo. Veía que no era igual a como lo había hecho en Estados Unidos. Y, aunque vine con la idea de simplemente practicar, a los cuatro años terminé formando uno nuevo. Con dos amigas, Coral Quintana y Lucía Vargas, creamos Cheerxport en Alcobendas, de donde somos. Entrenamos en un colegio y nos ayudó el ayuntamiento. Lo movimos en las redes sociales y tuvo mucho éxito.

¿Cómo se vive aquí, en comparación con la tradición americana?

Se cree que el ‘cheerleading’ es una chica con pompones y botas altas cuando en realidad es un deporte de riesgo que lo inició un hombre. Nació como forma de animar a las masas, de divertir. Y lo hacían los chicos. Lo que pasó es que llegó la Segunda Guerra Mundial y se tuvieron que ir al frente. Pero es bastante popular en Latinoamérica (lo llaman ‘porrismo’) y en algunos países europeos.

¿Cuáles son sus normas?

Tienes dos minutos y medio de rutina, es decir, de una acción que contemple ‘portés’ (coger a alguien), pirámides, saltos, gimnasia estática, gimnasia dinámica y baile. Todo se evalúa en función de la sincronización, la dificultad, la flexibilidad, etcétera. Visualmente tiene que ser muy simétrico.

¿Cómo se entrena?

¿Para quién está pensado?

Para todo el mundo. Incluso muchos que empiezan tarde a practicar deporte. A nuestro equipo vino mucha gente entre los 15 y los 30. Algunos retirados del baile o la gimnasia rítmica que lo veían como un entretenimiento. Ahora tenemos unos 40 alumnos en dos niveles. Intentamos preparar a gente para que luego pueda entrenar.

¿Tiene fecha de caducidad?

No. En los mundiales y europeos hay deportistas de hasta 30 años. Y se está creando una disciplina que evite la gimnasia de suelo para que la gente que ha entrado más tarde pueda dedicar más tiempo. Aquí hay tres categorías: ‘tiny’, ‘junior’ y ‘senior’. Van hasta los siete años, de los 7 a los 14 y a partir de 15, sin límite.

La idea siempre es pasarlo bien. Que sea un ambiente de trabajo divertido. Ensayamos elementos de confianza, que es lo más importante. Si uno no está seguro, repercute en todo el grupo. Se dedican unas horas a hacer gimnasia o estiramientos con música y bailes. Hay que empezar con poquito. Nosotros dedicamos mucho tiempo a ejercicios básicos y la técnica.