- 1 Ponte en una posición de preparación sólida. Muévete a una cuarta posición estable con tu peso centrado entre tu pie frontal y posterior. Asegúrate de que tus rodillas y pies están completamente girados, que ti cabeza está alineada con tus hombros y que tu coxis no está inclinado hacia atrás.
- 2 Dobla ambas rodillas de igual forma en un demi-plie, presionando tus tobillos firmemente en el suelo. Evita levantarte en tu pierna de soporte o levantar la pierna de ejercicio antes de alcanzar el punto más profundo de tu demi-plie. Tus rodillas dobladas te ayudarán a darle impulso a tu giro.
- 3 Involucra a los músculos de tu abdomen, imagina que jalas tus costillas ligeramente hacia adentro y cambias tu peso ligeramente a tu pierna de apoyo a medida que entras en el giro. Estira completamente tu rodilla de apoyo a medida que te levantas a un pointe medio o completo y pasas a tu posición de giro rápida y deliberadamente. Mueve tu pierna de trabajo directamente a la posición, sin importar si planeas mantenerla en passe, arabesco o actitud.
- 4 Concéntrate en levantar el pie de trabajo mientras mantienes la cadera de la pierna de trabajo presionada hacia abajo. Encuentra tu nuevo centro en tu pie de apoyo. Usa tu torso para impulsarte y piensa en tu giro como un espiral continuo en el suelo.
- 5 Relaja tu cabeza y cuello para tener una mejor ubicación. Fija tu mirada en un punto particular justo encima del nivel de los ojos y concéntrate en ese lugar en cada vuelta. Evita bajar o subir tu barbilla excesivamente o te arriesgarás a perder tu alineación.
- 6 Usa tus brazos. Mantenlos nivelados con tu esternón y tira de ellos ligeramente de la primera posición para involucrar a los músculos de la espalda. Acerca tus brazos a tu cuerpo a medida que ingresas al tercer o cuarto giro, ya que llevar tus brazos hacia tu pecho aumenta la velocidad y la inercia.