La cerveza de barril, junto a la cerveza embotellada y en lata, son los formatos más comunes en los que consumimos esta bebida. No es una mentira que la cerveza de barril suele ser la preferida para quienes son amantes de las cervezas artesanales. Pero ¿cuál es origen de esta manera de almacenamiento y por qué gusta a tantos?
¿Cómo comienza su historia?
Las cervezas reposadas en barril tienen una historia que viene desde los orígenes de la misma cerveza. Data desde hace 400 años, justo después de la adopción del lúpulo en Inglaterra. Los cerveceros tradicionales, en especial los que hacían cervezas de fermentación espontánea, utilizaron los barriles como principales contenedores desde el siglo XI.
Los barriles lograban que mantener las cervezas más fuertes, ya que podían madurar en estos contenedores durante meses sin convertirse en vinagre.
En le actualidad, los barriles de cerveza están hechos principalmente de acero inoxidable, aluminio y plástico PET, siendo usados para almacenar, transportar y servir cerveza.
Pero… ¿por qué nos gusta la cerveza de barril?
Hay varios puntos por lo que la cheve de barril es más atractiva y deliciosa:
— Se conserva mejor y no se expone a la oxidación, ya que funciona con una bomba a presión que empuja la cerveza al dispensador. Además, una vez que el barril es abierto dura aproximadamente 10 días versus la cerveza en botella que una vez abierta deja escapar el gas que la protegen.
— Generalmente son carbonatadas por una inyección de varios niveles de CO2. Para algunos bebedores, esto les hace cambiar el sabor, lo que ha sido desmentido por varios expertos cerveceros. Muchos prefieren este formato por su frescura, cuerpo y espuma.