Niña prodigio en su país natal, existe cierta tendencia a resumir su trayectoria como la ‘Lang Lang femenina’, aunque solo comparten con su compatriota la nacionalidad de origen, la fama mundial y unas maneras pop sobre el escenario poco ortodoxas para el conservador mundo de la música clásica, lo cual no es poco. “La música es parte de mí, procuro presentarme en el escenario de la manera más sincera posible”, señala una intérprete que atribuye su peculiar estilo en directo a una manera de ser “natural”, aunque público y crítica le den “mucha importancia” y eso a veces le haya hecho reflexionar “a posteriori” sobre su actitud, argumenta. Una conversación con esta joven pianista basta para tirar por tierra toda idea preconcebida sobre el mundo de la música clásica, pero los años de conservatorio pesan: “Como todos los pianistas soy muy perfeccionista, no importa cuántas horas te dediques al día a practicar, siempre te gustaría que el día tuvieras más horas”, confiesa.
Sorprende también su postura ante la situación política de su país de origen, un lugar que aunque visita tres veces al año —sus padres siguen viviendo allí— dice no conocer “en profundidad”, aunque sí reconoce que cada vez que pisa territorio chino tiene la sensación de viajar a un país “más occidentalizado” que ha logrado hacer “grandes cambios”, en especial tras las Olimpiadas. Con unas maneras y un carácter muy estadounidenses —que de hecho reconoce—, su ‘background’ chino sale a superficie al explicar el equilibrio entre instinto y técnica que experimenta en el escenario. “Hay una parte muy cerebral en interpretar una pieza, pero también es un trabajo muy emocional. Cuando subo al escenario ignoro todo lo demás, bueno… no exactamente, porque estar sobre un escenario es comunicar. Es como la filosofía zen, no ignoras al resto pero tienes que estar muy concentrado en ti”, detalla. Sobre su anunciado año sabático en 2015 para descansar de su vertiginoso calendario de actuaciones ahora se desdice, reconoce que tras dos semanas de prueba en Nueva York —donde ahora tiene su residencia— a los dos días se dio cuenta de que “estaba muerta de aburrimiento”, de modo que continuará con su frenético ritmo de diva pop.
Consulta: 20minutos.es