El saxofón no está incluido dentro de la plantilla orquestal como componente de la misma, su empleo en la orquesta es ocasional, la mayoría de las veces en un papel solista. En sus intervenciones se destaca normalmente la calidad sonora, el color y la riqueza tímbrica del instrumento, así como gran expresibidad. No hay ni que decir pues de sobra esta demostrado que el saxofón es un instrumento capaz de obtener las máximas exigencias artísticas, participando su sonido de la potencia de los instrumentos de metal y de la suavidad de las maderas como afirmó Berlioz. Así pues descartamos que la no inclusión del saxofón dentro de la orquesta sinfónica se deba a una ineptitud, ni mucho menos a la incapacidad de matizar sostenida por algunos detractores de A.Sax.
Los motivos por los que el saxofón no forma parte habitual de la orquesta son diversos , por una parte la invención del saxofón fue tardía por lo tanto exento de aparición en partituras anteriores a 1840, en este momento la plantilla orquestal ya estaba bien definida. Pero la principal causa fue su desconocimiento por parte de los compositores, esto era consecuencia de una serie de circunstancias claramente relacionadas y que constituían una especie de circulo vicioso, que con el tiempo ha sido superado.