Relación entre Música y Emoción Humana

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La música tiene propiedades expresivas que sus oyentes reconocemos y nos hacen sentir identificados. Un buen ejemplo es la semejanza del comportamiento musical a los movimientos corporales que experimentamos cuando se despiertan nuestras emociones. Si alguien está en un estado agitado o inquieto, lo más común es que se comporte agitado o inquieto; y si lo hace, sus movimientos corresponderán a este estado. Los cognitivistas suponen que hay una semejanza en la música, en el tono, el volumen, el ritmo y la melodía, con la estructura de la expresión natural del ser humano en la emoción, en la voz, la conducta y el comportamiento. Esto explica por qué la música ‘triste’ tiende a ser baja, suave y lenta, mientras que la música “enojada”, por el contrario, tiende a ser aguda y fuerte, con ritmos rápidos e impredecibles y roturas agudas en los contornos melódicos. Para el oyente esto es un lenguaje con el cual, a menudo, puede sentirse muy identificado.
Al categorizar una pieza de música como agresiva, feliz o triste, estamos identificando ciertas cualidades y a la vez nos conmueve la forma en que ésta captura sentimientos interpretados a través de nuestra experiencia como seres humanos. Los elementos de la música contribuyen a la formación de la expresividad musical en un contexto de amplio significado. En este sentido, un elemento musical puede llegar a ser emocionalmente expresivo, en virtud de una costumbre o convención que nosotros asociamos a través de una experiencia en el pasado. En teoría, todos los seres humanos estamos biológicamente dispuestos a reaccionar a la música de la misma forma, aunque esto obviamente es variable según las diferencias culturales.
Si bien no se puede negar que existe un vínculo entre la música y la emoción, es un hecho de la vida que las personas tienen reacciones más complejas hacia los eventos que solo palabras como ‘amor’, ‘rabia’ y ‘esperanza’. Se dice a veces, por ejemplo, que la dolorosa calidad de una determinada pieza de música es el resultado del dolor del compositor. A pesar de que él es estimulado por una fuente externa, la creación de la emoción misma está dentro del oyente al escuchar la obra. Lo que si es muy cierto es que la música es un sistema de comunicación en el que los compositores, los artistas intérpretes y los oyentes participan, unificados por estas emociones.

Daryl Antón

Bibliografia:
Estudios de cognitividad Musical de Ben Ushedo, Universidad de Glasgow, 2006.