El virtuoso pianista chino de música clásica transformado en una especie de pop star planetaria, es una historia con mucho de cuento de hadas. Sus padres le compraron un piano antes incluso de que naciera, decididos como estaban a hacer de él un niño prodigio, un genio de la interpretación. Le impusieron desde muy pequeño jornadas agotadoras de práctica, le obligaron a pasar horas y horas ensayando. Su padre llegó a dejar su trabajo para consagrarse en cuerpo y alma a supervisar los estudios musicales del chaval, con tal frenesí que cuando éste tenía 10 años y fue rechazado en el conservatorio de Beijing le invitó directamente a suicidarse.
Pero, como en los relatos infantiles, la de Lang Lang es una historia con final feliz. Al final, el chico lo logró y hoy, a sus 33 años, está considerado como uno de los más reputados y prestigiosos pianistas del mundo.
Y, para coronar el cuento, nada mejor que un señor palacio: el de Versalles. Allí, en el majestuoso Salón de los Espejos, Lang Lang ofreció en junio pasado un concierto para un selecto grupo de invitados en el que interpretó Las estaciones de Tchaikovsky y algunos pasajes de Chopin.
Lang Lang no sólo ha inspirado a una generación completa de niños chinos que hoy ya se lanzan a los escenarios de todo el mundo a demostrar sus talentos, sino que además recorre el planeta dando clínicas y enseñando a los más pequeños las maravillas de este gran instrumento. Para seguir avanzando con su gran aporte a la evolución de la música, el pianista no sólo ha lanzado el método de piano para niños que vemos en su mano en esta foto, sino que además – coherente con su carácter vanguardista – lo ha adaptado a los tiempos que corren a través de una aplicación para celulares que tiene más de 100.000 descargas.