Un día Laurel tenía 11 años, se comenzó a sentir mareada mientras jugaba con su hermana gemela y otros amigos en Cabo Cod, Massachusetts. Se sentó y uno de sus amigos le preguntó si estaba bien. En ese momento la memoria Laurel se puso en blanco. Un bloqueo repentino en un arteria le causó un infarto cerebral afectando las áreas cruciales del cerebro encargada del lenguaje y la comunicación causando un daño permanente. Ella todavía entendía el lenguaje pero no podía articular ninguna palabra.
A través de un tipo de tratamiento llamado Terapia de entonación Melódica, Laurel aprendió a re-escribir en las partes sanas del cerebro los aspectos que moderan el aspecto rítmico y tonal del lenguaje. En otras palabras ella encontró la forma de poder recuperar el lenguaje a través de la música.
El programa terapéutico que ayudó a Laurel es una nueva clase de nuevos tratamientos basados en la música que se basan directamente el biología de la discapacidad neurológica y su recuperación. Estos tratamientos se enfocan en restaurar funciones que se perdieron debido a accidentes o desórdenes neurológicos alistando áreas saludables del cerebro y en ciertas ocasiones reviviendo la conexiones disfuncionales.
Mientras más evidencia se acumula evidencia sobre la efectividad de estas técnicas más clínicas y terapistas de una gran variedad de campos han comenzado a incluirlos en sus prácticas, esta inclusión es más notable en musicoterapistas, quienes son la intersección entre la música y la salud ,forman parte del los principales mediadores para la promoción de esto. Entre los beneficiados se encuentran personas que han tenido infartos cerebrales, autistas , tinnitus , Enfermedad de Parkinson y demencia.
Mientras los científicos aprenden más sobre el efecto de la música en las funciones motoras y cognitivas se pueden diseñar diferentes terapias para cada desorden, enfocándolas a disfunciones específicas del cerebro.