Genios musicales como Amadeus Wolfgang Mozart comenzaron a desarrollarse en el arte desde pequeños. La mayoría de los niños no van a ser tan famosos o apasionados en la música como Mozart o Beethoven, pero muchos se beneficiarán de aprendizaje y formación con este arte de varias maneras. Además de ser capaz de expresarse, entretener a sus familiares y amigos, o simplemente divertirse jugando con un instrumento de su elección, los niños pueden desarrollar sus habilidades mentales y maximizar el potencial de sus cerebros mediante la participación en la música.
La investigación sobre el impacto de la música en el desarrollo del cerebro del niño no es nueva. El efecto de la música en el tamaño del cerebro se ha estudiado desde el siglo XIX, y ha llevado a algunas personas como el senador Zell Miller Georgia idear “Beethoven for Babies”, un CD de música clásica que se le dio a cada recién nacido en Georgia para llevar a casa del hospital.
La tecnología reciente, particularmente técnicas de imagen como la RM (resonancia magnética) también ha hecho posible que los investigadores visualizar el impacto de la música en el tamaño del cerebro y la actividad cerebral (“efecto Mozart”) en sujetos vivos. Aunque los investigadores todavía no están seguros de sí escuchar música clásica a una edad temprana afecta el desarrollo cerebral, los estudios sugieren que el entrenamiento musical puede tener un efecto. Por otro lado, algunos expertos también piensan que la capacidad del niño para aprender a tocar un instrumento puede ocurrir sólo en aquellos cuyos cerebros estaban ya muy desarrollada en ciertas áreas.
Ventajas del entrenamiento Musical
Estudios previos han demostrado que el entrenamiento musical se asocia con una mejoría del IQ (Coeficiente Intelectual) en niños en edad escolar. Los expertos creen que la música promueve el desarrollo cognitivo (mental) en los niños y que debería ser parte de la enseñanza preescolar y la educación primaria.
Se ha demostrado que los niños que toman clases de música muestran mejoras en las habilidades de memoria que se correlacionan con las habilidades no musicales, como las matemáticas, la alfabetización, el procesamiento visual y espacial y la memoria verbal, en comparación con los niños que no están tomando lecciones.
Los estudios demuestran que hay muchas formas de entrenamiento musical puede mejorar la conectividad y la función de las diferentes regiones del cerebro. Aumenta uno de volumen cerebral y apoya la comunicación entre diferentes áreas del cerebro. Tocar un instrumento musical a una edad temprana (sobre todo antes de los 7 años) afecta cómo los cerebro interpreta y asimila una amplia gama de información sensorial. Formación musical mejora su capacidad de integrar información de diferentes sentidos – oído, la vista y el tacto. Aumenta la conectividad entre áreas en el cerebro (circuitos cerebrales), creando así un acceso alternativo en sistemas rotos o disfuncionales en el cerebro.
Neurocientíficos canadienses que examinaron los cerebros de los adultos de 19 a 21 con al menos un año de formación musical encontraron que ciertas regiones del cerebro asociadas con la autoconciencia y la audiencia eran más grandes en los que se inició la formación de música antes de los siete años de edad. Específicamente, estas regiones del cerebro tenían más materia gris y una corteza más gruesa, que forma la capa exterior del cerebro.
Otro estudio realizado por investigadores suecos encontraron que el entrenamiento musical da nueva forma a los circuitos del cerebro a través de la neuroplasticidad. Análisis de resonancia magnética de la función cerebral de los pianistas mientras jugaba en un teclado de 12 teclas de piano demostró que el entrenamiento musical ayudó a mejorar su capacidad de improvisación, lo que sugiere la mejora de la conectividad cerebral y menos confianza en la memoria.