La música como parte del aprendizaje educativo

El aprendizaje ha sido siempre un proceso duro y difícil, tanto para el maestro/a como para el alumno/a, pero antiguamente no se disponía de la cantidad de materiales e ideas que hoy día poseemos nosotros.

Antes, la educación se basaba en la transmisión de conocimientos de forma natural y simple, y hoy en día, poseemos unas técnicas y unas estrategias que hacen que esa transmisión sea placentera para el maestro/a e interesante para el alumnado, favoreciendo una participación activa e incluso el aprendizaje por sí mismo y de forma autónoma, con lo que la mera transmisión de los conocimientos pasa a ser actualmente un proceso satisfactorio de aprendizaje motivador.

Aún así, no siempre el proceso de enseñanza-aprendizaje resulta placentero y motivador, sino que en algunas ocasiones el alumnado puede llegar a ver el aprendizaje como algo “aburrido”, que le obligan a hacer. Esto puede ser debido a un escaso interés del niño/a por obtener determinados conocimientos relativos a la materia, por una escasa motivación del maestro/a en la escuela durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, por el insuficiente uso de los recursos educativos, como instrumentos musicales, cintas de audio, etc.…, por el carácter monótono en el proceso de enseñanza de algunos docentes o por el ambiente familiar en el que el alumno/a se desenvuelve, un factor muy importante en la vida y en el progresivo desarrollo del niño.

Poco a poco, se están introduciendo en las aulas más recursos motivadores que favorecen el aprendizaje del alumnado, despertando su interés y ofreciéndoles así un aprendizaje más significativo que conecta cada vez más con su realidad social y con su vida personal.

La música es un recurso atractivo que puede favorecer el aprendizaje debido a la importancia que tiene hoy día en nuestras vidas, y por ello es conveniente trabajarla desde todas sus dimensiones, ya que no sólo se debe limitar al estudio musical en sí mismo, en su hora correspondiente, sino también es conveniente favorecer un acercamiento y disfrute al proceso musical, que puede estar globalizado en los demás aprendizajes de las diferentes áreas, que se produzcan en el aula.

Cualquier tema educativo puede  relacionarse con la música, en los conocimientos de los cursos de infantil, donde este recurso está muy presente actualmente, podemos encontrar  canciones, tanto infantiles como populares, cuentos sonoros, dramatizaciones, etc.…relacionados con diferentes centros de interés como la navidad, el otoño…

A  través de la organización por rincones, dentro del aula, podemos descubrir el “rincón de la música”, un espacio delimitado de la clase, donde los alumnos podrán manipular de forma libre los instrumentos musicales que allí se encuentren, como maracas, triángulos, claves… y otros instrumentos de percusión propios a su edad.

Según Shinichi Suzuki (violinista, educador y filósofo) la habilidad musical no es un talento innato, sino una destreza que puede ser desarrollada. “Cualquier niño a quien se entrene correctamente puede desarrollar una habilidad musical, de igual modo que todos los niños desarrollan la capacidad de hablar su lengua materna”.

Por ello, desde la educación infantil es adecuado que el niño esté en continuo contacto con la música, para que pueda desarrollar aspectos musicales con la misma fluidez que se expresa verbalmente y para inculcar en sus vidas un progreso musical que, con el paso del tiempo, llegará a potenciarse en mayor o menor medida.

Además, hasta los seis años, los niños están en el pleno descubrimiento de su cuerpo, por ello es interesante enseñarles que el cuerpo es el instrumentos más valioso, con el se pueden hacer infinidad de sonidos, al igual que con su voz, y que a través del movimiento se pueden expresar multitud de sensaciones. Todos estos tipos se expresiones se pueden desarrollar en competencia con otras áreas, como pueden ser la expresión plástica o la expresión corporal.

Cabe destacar otro método de la enseñanza musical, el método de Jacques Dalcroze (1865-1950) , que dice que “El cuerpo es la fuente, el instrumento y la acción primera de todo conocimiento ulterior”; por ello es conveniente realizar actividades que favorezcan la toma de conciencia corporal, la contracción y relajación muscular, el estudio de actitudes estéticas, la utilización del espacio, la memorización de gestos, la ejercitación de reacción auditiva, la localización relativa del sonido y el desarrollo de las cualidades musicales.

Otra actividad a desarrollar en esta edad puede ser la realización de un instrumentos mediante reciclaje, por ejemplo unas maracas, para hacer entre todos un grupo y tocar diferentes ritmos. Este ejercicio tiene un enfoque globalizador, ya que además del aspecto musical, en el niño se trabajan otros principios fundamentales para su desarrollo, como puede ser  la motricidad fina, una educación en valores, un trabajo en grupo, y todo ello de forma lúdica, participativa y libre, favoreciendo así un aprendizaje autónomo.

Mediante esta actividad también se pueden trabajar los conceptos de sonido y silencio, proponiendo entre todos una pequeña señal, que realizará el profesor, y mediante la cual todos dejarán de tocar su instrumento. Tras tener estos conceptos claros podemos introducir poco a poco otros más complejos como la noción de ruido, de velocidad…

Pero la música como aprendizaje globalizado no se limita solo a los cursos infantiles, sino que en cursos superiores también puede estar presente en todas las materias, y especialmente se tratará en el área de música, en las horas correspondientes, con el especialista.

Es cierto, que en estas edades más avanzadas, el proceso de enseñanza-aprendizaje suele ser más formal y complicado, pero, ¿por qué no darle un toque de innovación y motivación?

Como por ejemplo, durante las actividades individuales se puede poner de fondo alguna obra clásica, fomentado un trabajo en silencio e inculcarles cultura musical y  trabajando, a su vez, contenidos de forma globalizada.

Así los alumnos conocerán a los grandes músicos de la historia, y algunas de sus obras, y poco a poco con el paso de los días, y sin darse cuenta reconocerán en una película o un video que estén viendo, una canción que ellos recuerdan, y podrán decir, por ejemplo: “Esto es la flauta mágica, de Mozart”.

Esta es una entre muchas posibilidades, que ofrece la música para trabajar diferentes contenidos de una manera más dinámica, ya que puede ser un recurso atractivo para captar el interés y la atención del alumno/a, y favoreciendo en este un sentimiento de apreciación hacia el hecho musical y hacia obras propias de la cultura andaluza.

También es importante en la educación conocer a nuestros alumnos, y que ellos nos conozcan a nosotros, para así poder establecer una relación de interacción-cooperación. Por ello considero conveniente utilizar la música para tal acercamiento, y propongo que el alumnado, sobre todo los de cursos más avanzados, y nosotros mismos, llevemos a clase una canción que nos guste, para escucharla  y poder analizarla entre todos.

Todo el mundo tiene una canción preferida, un estilo de música predominante, un artista favorito…todos esos aspectos musicales de la vida cotidiana han de ser desarrollados y compartidos en la escuela, y si pueden ser trabajados para favorecer el aprendizaje de otras áreas, pues mucho mejor.

De esta forma estamos trabajando nuestra realidad más próxima, nuestros gustos, preferencias, vivencias, y podremos expresar lo que sentimos escuchando una canción, porqué nos gusta, dónde la escuchamos por primera vez…

También sería curioso trabajar las letras de las canciones, es decir, lo que dice o expresa el cantante:

Pasaron los años y ella se marchitó, deshojando fantasías, el niño se hizo mayor, no han vuelto a verse en la vida, la margarita dijo no…

Y sería posible también trabajar el vocabulario, la intención de la frase e incluso buscar los verbos, los sujetos y demás elementos de la lengua.

Otra posibilidad es escuchar los diferentes instrumentos que aparecen en la canción y hacer una especie de concurso para ver quién reconoce más instrumentos, e ir diciendo alguna característica de cada instrumento que ellos ya habrán aprendido con el especialista en la materia de música.

Las canciones también pueden desarrollar la expresión corporal, cada tipo de música se puede bailar de distintas formas, podemos montar una pequeña coreografía entre todos, con pasos sencillos, de las canciones que por votación hayan gustado más en clase, y así fomentamos que los alumnos/as escuchen diferentes estilos y puedan  ampliar sus gustos musicales.

También podemos desarrollar la expresión plástica, mediante dibujos o pinturas sobre lo que sentimos al escuchar la canción es una forma muy creativa de expresarse, utilizando distintas técnicas e instrumentos, como collage, estampados, pintura de dedos, etc.… Luego el alumno/a deberá expresar con palabras, ante el grupo-clase, lo que ha dibujado, desarrollando así su habilidad lingüística, complicando la actividad algo más si va dirigida a los cursos superiores de primaria.

Con todas estas actividades conseguimos, además del conocimiento y apreciación musical, un acercamiento entre el grupo-clase en general, la integración y expresión de todos los alumnos/as, la colaboración y participación de todos para crear un trabajo común y sobre todo la confianza entre docente y alumnado, algo fundamental en estas edades. El docente tiene que ser estricto y mantener unas normas, pero no está demás que sus alumnos lo vean como una persona de confianza.

Además, involucrando la música en el aprendizaje cotidiano conseguimos aumentar la motivación de los niños, ya que incluimos un punto de interés propio en el aprendizaje, lo que favorece su colaboración y su implicación en tal proceso de forma activa, haciéndoles partícipes de su propia educación y fomentado que se sientan personas importantes, que tienen mucho que decir en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Ya hemos visto que la música tiene infinidad de factores y posibilidades, ya que siempre está presente en la sociedad en que vivimos, sirviéndonos como ayuda tanto en la enseñanza como en el aprendizaje, ¿por qué no utilizarla para ello?

 

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