En ambos casos, se trata de un conjunto de músicos y sus instrumentos que interpretan piezas musicales distribuidos sobre el escenario de una forma concreta y siguiendo las indicaciones del director. Suelen interpretar obras de música clásica, desde sinfonías hasta una ópera, y lo hacen acomodando todas las familias de instrumentos (cuerda, viento madera, viento metal y percusión), pero la composición de la orquesta se adapta y cambia según la obra que se interprete. El número de músicos que las componen debe ser superior a 80 e inferior a 100 aunque esto, normalmente, es tomado más como una referencia que como una norma.