La importancia del Arco en los instrumentos de cuerda, por el maestro González Espinosa

Podríamos pensar que un buen violín, un buen cello, viola o contrabajo, es suficiente para emitir un sonido brillante, bello y que se oiga lejos, si estamos en un auditorio de grandes dimensiones, por ejemplo. El arco es una vara de madera curvada, flexible, resistente y lleno de fuerza, que tensamos para estirar las crines; es el que se mueve ágil o lentamente, lo que fluye, lo que produce el sonido al frotarlo sobre el instrumento. El instrumento es una bella caja estática que vibra y amplifica el sonido.

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El arco no es un accesorio, ni es el hermano mayor o menor del instrumento, el arco es el gran hermano, es el que da la voz al instrumento. Sin el arco el sonido se quedaría cercano al de una guitarra, con poca proyección. Es el arco quien hace que el instrumento se oiga lejos, se oiga bello y claro. Es también el que liga las notas, el que da el legato. También es el que nos da las notas destacadas y las saltadas. En definitiva, el instrumento no hace más que reproducir las órdenes del arco.

Es fundamental que el arco se mantenga en buenas condiciones cambiando las crines y la piel cuando sea necesario, con la limpieza y revisión de la vara y su curvatura por un arquetero profesional experto. El instrumento si está bien hecho y con buenas maderas mejora con los años, el arco si está bien hecho es bueno desde el principio. Cuanto mejor es el instrumentista más valora los arcos; la mayoría de ellos tiene varios arcos, porque cada uno le ofrece diferente gama de colores y sonidos según el repertorio que se propone afrontar.

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