UNINTERLINGUA 2015

U N I N T E R L I N G U A 13 del área que cubriera, se formaba y recibía el dinero por una lógica muy simple, de que se lo quede el gobierno a que me lo quede yo, pues ya está autorizado, ya está pacta- do, ya está destinado, ya está en sobres, ya trae mi nombre, si no lo recibo yo, alguien se lo va a clavar, entonces la gente se for- maba y se veía en las dependencias los días 15 y 30, las filas de reporteros que iban a cobrar “el chayo”, era una cosa, un ritual natural con esta lógica, ahora, no es lo mis- mo ganar $700 a ganar $5,700, pagabas las colegiaturas, y se decía: el periodismo es muy buen negocio, en fin, la gente quería ser reportera, es muy buen negocio, paga la empresa y aparte el gobierno; te tenían en una lista, sólo firmabas y ya estaba, luego te hablaban por teléfono: oye el presidente de- claró tal, no podías hacerte tonto, al otro día se leía, México era “Disneylandia”, aquí no pasaba nada, todo era una bonanza, era un control terrible que tenía el gobierno con los medios de comunicación, si tienen curiosi- dad, en la Secretaría de Salud en la Ciudad de México en la calle de Reforma todavía hay una ventanilla como la de los teatros, pero en lugar de decir taquilla decía prensa, Díaz Ordaz, las cámaras pesaban el quíntu- ple de lo que pesan ahora, las cámaras es- taban divididas en audio y en video, había dos personas para manejar una cámara, llegaron agotados pero enfadados y el pre- sidente se enteró, el presidente dio la ins- trucción “contenten a la prensa” y el jefe de prensa se escondió detrás de un chayotal y empezó a repartir dinero, lo hizo de manera muy inteligente, muy elegante, llamó por decir, al reportero del Heraldo y le dijo: sa- bemos que caminaron mucho y están enfa- dados y mira, el presidente quiere tener una atención con ustedes, entonces le da el so- bre y le dice “dile al reportero del Ovaciones que venga al chayotal pero no le digas que estamos dando dinero, dile que estamos dando chayotes”, de ahí surge el apodo de este “entre” que da en esa anécdota el en- cargado de la presidencia. Hoy en todas las redacciones existe una plantita de chayote para que nunca falte, hay quienes la riegan, hay quienes no, es un símbolo, existe, tie- nen que saberlo, insisto hay quienes dijeron no al “chayo”. ¿Cómo operó “el chayo”?, desde que se inventó el periódico alguien pagó para que saliera una nota y alguien aceptó el dinero para publicarla, nosotros heredamos el asunto. La palabra se institu- ye en esa época. Quienes vivieron ese mo- mento, yo escuché la anécdota y ahora la repito, causa gracia pero es vergonzoso, el presidente Miguel de la Madrid sigue con la temática, el presidente Salinas por supues- to, el presidente Zedillo también. Hubo un momento en que el recibir “el chayo” no era mal visto y era una cuestión muy sencilla, muy lógica; un reportero en aquel entonces ganaba $700 , el gobierno destinaba a cada reportero $5,000, el reportero lo único que tenía que hacer es ir el día de la quincena, ir a la dependencia de su preferencia, la Se- cretaría de Salud, o de Hacienda, dependía Periodismo... cuarto poder

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