UNINTERLINGUA 2015
U N I N T E R L I N G U A 23 claratorias de patrimonio de la humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que ubican a México como la sexta potencia cultural del mundo, ¿quién puede oponerse a trascender el “mexican curious” tequila, mariachi, ballet folclórico o culturas prehispánicas, muralistas, época de oro del cine nacional? Esa eficaz “ima- gen” había dejado fuera creadores, tenden- cias, periodos, generaciones, que no se ajustaban al precepto de lo “nacional”, de “lo nuestro”. Era la hora del cambio. Al final imperó el desdén. La cobertura informativa era ocasional, salvo los casos del favorito de cada sección cultural. Si acaso había “nota” estaba en la impericia de unos o la autopromoción de otros, ambas a costa del erario, pero eran justo los que estaban “blin- dados”. Los menos, por lo demás. El resto trabajaba con ahínco y honorabilidad. Las renuncias de aquellos que no se adaptaron o las no ratificaciones por parte de la Secre- taría reactivaron la sed de escándalo, que no trascendió. ¿Y la imagen del “nuevo” México? Fox visitó una exposición de arte mexicano contemporáneo “en algún lugar de la mancha” y puso cara de what no por- que se escandalizara sino porque no enten- dió. La especie se esparció: cautela con per- formances, instalaciones, arte efímero, algo así. La propuesta comenzó a desdibujarse. III. Institutos vs agregadurías A la par, en la SRE se impulsaba la creación del Instituto de México, inspirado en los institutos Goethe alemán y Cervantes español entre otros, para la difusión de las culturas y las artes del país y el posiciona- miento de nuestro español como el univer- sal, la versión castellana del TOEFL. Lo natural era que el titular de difu- sión cultural se ocupase de los institutos, o se designasen dos subdirecciones, una para los agregados culturales y otra para los institutos bajo su coordinación, o inclu- so que el director de asuntos culturales se ocupase de los agregados, el nuevo titular de los institutos y ambos quedasen bajo la tutela de una nueva autoridad. Lo sano era que hubiese una jerarquía clara. Se eligió la peor opción: las dos áreas eran nominalmente autónomas y entraron en conflicto. Los agregados culturales con viabilidad de abrir un centro cultural, ¿aca- barían bajo la coordinación de los institu- tos? ¿Le interesaba a esa nueva dirección incorporarlos o sólo apoyaría sus priorida- des? Lo mismo sucedía con los agregados culturales nombrados como directores de institutos o centros culturales: ¿pasarían a la nueva área? Al final, salió Jorge Castañeda, salió Gerardo Estrada, el proyecto de los institu- tos se esfumó. El concepto del “nuevo” Mé- xico también. IV. “El sesenta y ochito” de Volpi (y breví- sima coda a Ehrenberg) En tanto, la política exterior de Fox pinta su raya ante la sistemática violación a los derechos humanos en Cuba. Lo ha- ría también contra la invasión de Estados Unidos a Irak, basada en la inexistente po- sesión de armas de destrucción masiva, inspirada básicamente en el saqueo del pe- tróleo. Durante la escalada del conflicto lle- ga la propuesta de carta abierta que com- parten tres agregados culturales y miem- bros del crack contra la invasión: Ignacio Padilla en Londres, Jordi Soler en Dublín y Jorge Volpi director del Instituto de Méxi- co en París. Impulsados por la emoción del “momento histórico” y contenidos por sus puestos públicos, varios aceptaron y luego dieron marcha atrás. Los públicos receptores...
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