UNINTERLINGUA 2015
U N I N T E R L I N G U A 28 nota roja”. La prensa, investiga ¿qué sucede arriba de Tijuana, Ciudad Juárez o Monte- rrey, quién recibe y dónde se embodega y cómo se distribuye y comercializa la droga en Estados Unidos y Canadá, en cuánto se incrementa el precio durante el trayecto, cuál es el monto de las ganancias, dónde se lava el dinero, en qué bancos y casinos y secto- res de la economía formal e informal, qué tanto sabe y qué tanto tolera la autoridad de la Casa Blanca y de Ottawa, cómo se infiltra y cuánto gasta la asociación armamentista estadounidense en el Congreso y el Sena- do, quiénes se benefician al final? Sólo ex- cepcionalmente y en los menos de estos te- mas, es más una cuestión protocolaria para cuidarse las espaldas de prensa indepen- diente, lo que se informa de lo que sucede “down there”, acepción que se utiliza por cortesía en lugar de “backyard”, no cambia. Y “right here”, en México, los medios buscan tardíamente un código de ética. IX. En corto, no en largo De gira por el mundo, Calderón se encuentra con dirigentes y medios. De in- mediato la cobertura le favorece, lo que contrasta con la que precede y sucede a su visita. Llega, explica, escucha, contesta, debate, se apasiona, se enoja, acepta, re- plica, se indigna, ironiza, da cifras, enlista lo hecho y lo que falta, convence al interlo- cutor. Una y otra vez dice que no bajará la guardia, que lo hace por los niños, los jóve- nes, las familias, el futuro de México, que así será hasta el último minuto de su man- dato y nadie duda de su tenacidad. Tenga o no la razón, creo que en general la tiene, una cosa es cierta: no busca la popularidad, sino lo que cree que es el bien para el país. Calderón insiste: la guerra contra el narco no es el único tema de la agenda na- cional. El cambio climático, la iniciativa Pue- bla-Panamá, la inversión en infraestructura Y sólo en Canadá, se lavan 10 billones de dólares del crimen organizado. Desde la contundencia de estas ci- fras, quedaba claro que Calderón cumplía su parte. ¿Y los demás? En México es un problema de segu- ridad nacional y para nuestros socios del Tratado de Libre Comercio (TLC) parece un negocio rentable. Paralelamente, noto también que la percepción de una parte importante de la sociedad mexicana es distinta y lo entiendo pues crece la posibilidad de que la violen- cia irrumpa en el ámbito de la vida cotidia- na, pues los criminales en México, como lo hicieron los criminales en Colombia, tan pronto sienten el embate del estado, eje- cutan actos de intimidación social. Lo que igualmente noto, y no entiendo, es que los medios nacionales no estiman relevante la contundencia de las cifras, la cobertura no se modifica y en los medios internacionales alcanza dimensiones grotescas, denigrato- rias, racistas, que sospecho van más allá de las apetencias del rating que atrae la “nueva Gerardo Ochoa
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