UNINTERLINGUA 2015
U N I N T E R L I N G U A 29 nacional, la cobertura médica universal, la salud de las finanzas públicas ante la crisis financiera internacional, los esfuerzos de ampliación de la recaudación fiscal, la con- tinuidad en la transparencia de las acciones de gobierno y en la libertad de expresión, la autonomía de los tres poderes de la unión, la reacción eficaz ante la pandemia de influen- za, son algunos de los asuntos que reitera, da cifras. En corto, pero no en largo. X. “No hemos sabido comunicar nuestro mensaje” No hubo una línea para la construc- ción de la imagen en el exterior. No pasó del clásico pecho a tierra, bajo perfil, la trans- cripción de la conferencia de prensa, difun- dan el reporte institucional. La política del “boletín oficial”, impuesta en México por Lá- zaro Cárdenas, que por definición rechaza la “versión de la realidad”, fue desde su ori- gen anacrónica pero no competía con ella, llanamente se imponía, se limitaba a Méxi- co, y la sociedad, para decodificarla, la leía al revés: “no subirá el precio de la gasolina” y corríamos a comprarla. En los tiempos actuales, lo “oficial” no sólo es anacrónico, tampoco se impone, la avasalla la “versión de la realidad” y “la versión de afuera”, y se expone al ridículo instantáneo que resulta de la réplica desde la dimensión virtual del “tiempo real”: Internet, Facebook, Twitter y las “redes sociales”. Por lo demás, las “redes sociales” no lo son tanto, se articulan “cadenas de mi- litancia virtual”, predomina la versión más diestra no la más cierta, y los medios la asu- men como “nota”. En cuestión de minutos se monta la “polémica” y la “opinión en contra” que se sintetiza en unas cuantas frases pun- zantes y deviene “editorial”. Nace la noción “trending topic”, para donde jala la corriente, la doxa, que da prestigio, los directivos y co- lumnistas de los medios y los intelectuales se trepan a la ola. En ese sube y baja, se sedimenta el “twittea que algo queda”, que refrenda las certidumbres a priori de cada quien, los prejuicios del inconsciente de la colectividad. ¿Qué dirección de “comunica- ción social” prepararía los boletines con el “mensaje correcto” y en “tiempo real” para hacerle frente a cada “contingencia mediáti- ca”? Calderón y las instituciones lo intentan. El presidente informa de logros, ex- plora el potencial de Facebook y Twitter con institucionalidad y en ocasiones con espon- taneidad, a veces se vuelve “trending topic”. Pero las instituciones públicas reciben una instrucción opuesta: ajústense al manual de uso de Internet. Sólo a suerte de ejemplo: no se diga “¡Bravo Chicharito!, te felicitamos por tu gol”, sino “el Gobierno de México fe- licita a la Selección”, no se diga “Alemania alerta sobre ciertas zonas de riesgo en Mé- xico”, sino el gobierno alemán establece nuevos criterios a los que viajen a México consulte la página Internet de la Embajada. La política de comunicación social usa Fa- cebook y Twitter como la versión electrónica del boletín, sólo la “red social” de simpatizan- tes teclea “like”, no se advierte el potencial. En general, el mensaje de Calderón Los públicos receptores...
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