UNINTERLINGUA 2015
U N I N T E R L I N G U A 46 por eso hay cabida incluso para la ambiva- lencia. Lo maravilloso no puede ser odiable, pero lo amado ocasionalmente sí. El amor implica compromiso, acuerdos y proyectos comunes, resignación a que la fusión con el otro era una ilusión transi- toria y aceptación de que una relación de amor madura incluye espacios individuales y otros comunes. Klein (1987), plantea que la gratitud es un derivado importante de la capacidad de amar y que es necesario para el reco- nocimiento de lo que hay de bueno en los demás y en nosotros mismos. Es así que la posibilidad de amar para esta autora es una actividad primordial del “Yo” que consiste en una integración progresiva nacida del instin- to de vida. ¿Qué sucede con el amor adolescente? El poeta Prévert plantea que los jóvenes que se aman se encuentran “en la encegue- cedora claridad de su primer amor”. Primer amor que evoca más al enamoramiento, que no soporta someterse a las contingen- cias de la vida y en el que la realidad estor- ba la búsqueda de la fusión con el objeto, al punto de llevar en algunos casos al suicidio como triunfo del narcisismo. Recordemos que Narciso se ahoga en su propia imagen. Para los que creen que Romeo y Julieta pasaron de moda, se verán defraudados por los resultados de dos investigaciones lleva- das a cabo en Cuba. En 1983 se detectó que la causa principal de intentos suicidas en adolescentes fue en un 38% por conflic- tos amorosos. En otro estudio realizado en 1990 el porcentaje había ascendido al 41% de los jóvenes que intentaban suicidarse a causa del mal de amores. Es en la adolescencia cuando surge el juicio que decreta la muerte personal como destino de la vida, el “Yo” se ubica como miembro de la clase de los mortales, per- diendo la ilusión de ser único o excepcional y sujetándose a la ley que rige al resto de los humanos. Juicio que implica un logro de la evolución del pensamiento, pero una pro- funda herida narcisista a nivel emocional, es entonces cuando el joven enamorado intenta sanar el dolor por esta vía mágica, identificándose con un héroe invencible que puede desafiar la muerte. El adolescente es un ser en lucha, es un rebelde, debe luchar por una identidad propia, diferente a la del niño. Lucha que implica el trabajo de duelos: duelo por el cuerpo infantil perdido, por los padres per- didos de la niñez y además por la mágica y segura infancia. En esta empresa de la bús- queda de su nuevo sí mismo, debe exiliar- se. Metafórico exilio del seguro y conocido hogar parental, para salir al mundo ahora solo, expuesto, débil e inseguro en este re- nacimiento autogestado. El seguro y cotidiano amor por los pa- dres, sufre el exilio y como sucede a veces, se necesita devaluar lo perdido u odiarlo para poder animarse a lo nuevo. La prohibi- Dra. Raquel Chagas
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