UNINTERLINGUA 2015
U N I N T E R L I N G U A 50 decir, desprenderse de la familia para salir al mundo, tarea imprescindible en el trans- currir de la adolescencia, que sólo puede cumplirse a partir de haber sido deseado, amado y respetado en la alteridad por los padres y de haberle dado el suficiente am- paro y haberle marcado los límites necesa- rios para su buen crecimiento. Sin embargo, en muchos adolescentes la actualización de los deseos incestuosos se hace intolerable y el “yo” se resquebraja. Así, entran en pánico frente a los objetos nuevos, no pueden abandonar a la madre y realizan un movimiento de rechazo de sus deseos. Como si para enfrentar los deseos incestuosos debieran arrasar con todo de- seo, sentimiento y pensamiento. Lo que pre- domina es la expulsión de la representación del objeto, pero también del deseo mismo, lo que los lleva a sensaciones de vacío y de inexistencia. Se separan aparentemente de los padres, sin separarse, adhiriéndose a un objeto (como la droga, el alcohol, la velocidad), con la vana esperanza de en- contrar un objeto que imaginariamente no pueda abandonarlos, en un intento de llenar el vacío que produce la pérdida de los in- condicionales padres de la infancia. La adolescencia supone ideas de futuro, transformación de la propia imagen, proyec- tos... Quizá uno de los puntos centrales de la adolescencia sea la posibilidad de armar proyectos propios que implican la ruptura generacional. Sin embargo, el adolescente contem- poráneo debe vivir en una época de normas poco claras, de un “todo vale”, de una exi- gencia de “sé exitoso” (aunque es casi impo- sible), de “estudia” (aunque no se sabe para qué sirve), de “trabaja” (aunque no vas a ganar ni para mantenerte). Todas estas con- tradicciones hacen difícil buscar y encontrar un lugar con un proyecto propio, por lo que el futuro aparece riesgoso. Frente a esto, no es extraño que los adolescentes se refugien en el “aquí y ahora”, en un puro presente. Y si no está posibilitado el incremento del amor a sí mismo a partir de la consecución de logros, frente al registro de las propias falencias, se apela a diferentes defensas para reasegurarse narcisísticamente. Así, el aplauso de los otros, el éxito, debe ser rápi- do y fácil. Por lo que nos encontramos con frecuencia con adolescentes que ni estudian ni trabajan, los “ninis” que padecen de un negativismo, claramente autodestructivo. De donde lo difícil es sostener el amor a sí mismo en base a logros, en una sociedad que, a diferencia de las primitivas, no seña- la con claridad ni las metas ni el recorrido. En las diversas etapas de la adolescencia el encuentro con el otro está marcado por características particulares. La pubertad En la pubertad la irrupción de los cam- bios anatómicos y fisiológicos acaba con el control pulsional hasta entonces logrado du- rante el periodo de latencia. Se reactivan los impulsos tanto sexuales como agresivos, y el conflicto edípico reaparece con fuertes Dra. Raquel Chagas
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