UNINTERLINGUA 2016

c 24 da mitad del mismo siglo. Estos poemas dialogados se incluyen como eslabones dentro del desarrollo del teatro español porque en ellos hay cierto dramatismo. Aunque después del Auto de los Reyes Magos hay un vacío de dos siglos y me- dio, existen dos textos que dan testimonio de la existencia de un teatro religioso y de un teatro profano. Estos textos incluyen las Partidas del siglo XIII de Alfonso X y El Concilio de Aranda de 1473. Sin embargo, estos textos no dan información sobre los nombres de las obras, su valor, ni su im- portancia como teatro. En lo que sí coinci- den es en hacer notar que los clérigos no debían escribir obras que no fueran de tipo religioso pues si lo hiciesen serían castiga- dos. Por medio de estos dos textos vemos que sí existieron representaciones religio- sas y profanas durante esos dos siglos y medio, pero desconocemos sus nombres. Ruiz Ramón también nos informa que Lá- zaro Carreter, en su prólogo a su libro Tea- tro Medieval, concluye que en las Iglesias se celebraban tanto las representaciones religiosas como las no religiosas, o sea los juegos de escarnio, y que estos incluían las costumbres paganas y folklóricas mez- cladas con manifestaciones y actividades juglarescas. También dice que los clérigos se entregaron abiertamente a estas activi- dades actuando en las fiestas o permitién- dolas tanto en la calle como en el templo. Carreter indica que el drama litúrgico sufrió además la competencia de los espectá- culos propiamente juglarescos. Al drama litúrgico no se le considera como espectá- culo y, al no defenderlo nadie, queda dete- nida su evolución, reducido tal vez a sim- ples ceremonias rituales (Ruiz Ramón 21). Treinta años después de la obra de Gó- mez Manrique surge el verdadero teatro español, y a fines del siglo XV emerge una serie de dramaturgos cuyas obras dan na- cimiento a un teatro muy rico. Dada la fe- cha de su nacimiento e ideología, a estos dramaturgos se les conoce bajo el nom- bre de la Generación de los Reyes Cató- licos. La producción de estos escritores era para públicos selectos (sus patrocina- dores y amistades) que no pagaban en- trada para ver las obras. En esta sucesión podemos incluir a dramaturgos como Juan del Encina (1468-1529), Lucas Fernán- dez (1474-1542), Gil Vicente (1465-1539) y Bartolomé Torres Naharro (1475-1530). Juan del Encina recibe el nombre de patriarca del teatro español porque Desarrollo del teatro español desde sus inicios ...

RkJQdWJsaXNoZXIy ODkzNjU=