UNINTERLINGUA 2016

c 29 presentaban sus obras sobre un tablado elevado sin techo y las representaciones se hacían solamente si el clima lo permitía. Una compañía dramática no podía pasar mucho tiempo en el mismo lugar represen- tando las mismas obras, la necesidad eco- nómica de la misma forzaba a sus dueños a llevar las representaciones a diferentes, ciudades y pueblos para lograr un éxito no solo artístico sino también monetario. El material que se presentaba era limita- do y por lo tanto siempre existía la necesi- dad de ir en búsqueda de nuevos públicos que quisieran pagar por ver las obras, de esta forma se podía asegurar la continua existencia de la compañía. De modo que Lope, ante la responsabilidad económica que se le presentaba, viajó con su compa- ñía por diferentes ciudades de España y hay constancia de que presentó sus obras en Sevilla, Segovia, Toledo, Valencia, Cór- doba y Madrid. Fue precisamente en esta última ciudad, Madrid, donde un joven de 14 años llamado Miguel de Cervantes vio actuar a Lope de Rueda varias veces. Años después Cervantes indicaría en sus escritos que Lope de Rueda fue una ver- dadera inspiración para él y se refiere a Lope como “célebre español”. Admiraba tanto al dramaturgo que ya siendo adul- to aún podía recordar discursos enteros hechos por Lope en escena años antes. Aunque Lope de Rueda gozó de fama durante su vida, muy poco se sabe sobre él. Los datos son escasos pero po- demos asegurar que tuvo dos esposas, la primera fue una actriz y cantante talento- sa llamada Mariana. A diferencia del teatro inglés, en España las mujeres sí podían actuar en el escenario; a menudo repre- sentaban no solo papeles femeninos, sino que también representaban a sirvientes jóvenes y pajes. Estos papeles eran co- munes en las obras de Lope y seguramen- te su esposa llegó a representarlos. Más allá de eso poco se sabe sobre la vida de Mariana, es que para el año 1561 ya ha- bía muerto pues Lope, ya viudo, contrajo segundas nupcias con Ángela Rafaela, una mujer valenciana con quien tuvo una hija. Cuatro años más tarde, Lope enfer- mó y murió en Córdoba en 1565 sin ha- ber tenido siquiera la oportunidad de firmar su propio testamento. Sus obras fueron publicadas dos años después de su muerte por el editor Juan de Timone- da a quien Lope de Rueda había conoci- do en 1562 y había hecho amistad con él. Pierina E. Beckman, Ph.D.

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