UNINTERLINGUA 2016

c 39 os bendiga, amén. PANARIZO: Y las hojas son hojuelas, y el fruto de estos árboles son buñuelos, y caen en aquel río de la miel, aquellos mis- mos están diciendo: “máscame, másca- me”… HONSIGERA: Mira, en la tierra de Jauja las calles están empedradas con yemas de huevos, y entre yema y yema un pastel con lonjas de tocino… PANARIZO: Mira, en la tierra de Jauja hay unos asadores de trescientos pasos de largo, con muchas gallinas y capones, per- dices, conejos, francolines… MENDRUGO: Que ya oigo, pecador de mí; estarme todo el día oyendo cosas de comer. pueblo pensaba, pero que no podía men- cionar durante el resto del año. Solo duran- te estas fiestas se permitía la crítica abierta a las clases superiores y a las institucio- nes que mantenían al pueblo en su lugar. Como las figuras de los pasos eran en su gran mayoría bobos, criados, esclavos, lacayos o pobres hidalgos, la comida y la bebida jugaban un papel importante den- tro de estas cortas obras. Por ejemplo, en el paso quinto de El Deleitoso, La tierra de Jauja, quizá el segundo más famoso de Lope de Rueda después de Las acei- tunas, Jauja se presenta como un país donde la comida y la bebida abundan, y a los hombres se les paga por dormir y se les azota por trabajar. Honzigera y Pana- rizo, ladrones hambrientos y de escasos recursos, y Mendrugo, el simple que va en camino a visitar a su mujer que está en la cárcel, tienen la siguiente conversación: HONZIGERA: Mira, en la tierra de Jauja hay un río de miel y junto a él otro de leche, y entre río y río hay una fuente de mante- quillas encadenada de requesones y caen en aquel río de la miel, que no parece sino que están diciendo: “cómeme, cómeme”… PANARIZO: Mira, en la tierra de Jauja hay unos árboles que los troncos son de tocino. MENDRUGO: ¡Oh, benditos árboles! Dios Pierina E. Beckman, Ph.D.

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