UNINTERLINGUA 2017
ara mí es verdaderamente un privilegio tener la oportunidad de expresar mis más puros sentimientos a una juventud latente, vibrante y que va en búsqueda de su “yo”, que quieren llegar a sí mismos para poder dar frutos. Los jóvenes son esa tierra maravillosa y fecunda, donde el maestro pone la semilla que es el conocimiento, para fecundarla con amor y crecer y dar fruto en una sociedad que no se niegue a sí misma, que no se autodestruya, que no busque las metas equivocadas del poder y del dinero; ya que el poder es la destrucción en muchos aspectos. El poder debe entrar en el corazón y la mente pero sin que exista conflicto, que haya paz, porque solo en la paz puede el hombre crear, puede ser hombre. El hombre y la mujer son lo más grande de la creación, no hablo del macho, no hablo de la hembra. Eso está más cerca de las bestias que por instinto accionan, porque los hombres que dejan a los hijos y a la mujer abandonados, no son hom- bres y las mujeres que dan a sus hijos y los tiran o los abortan, tampoco son mujeres. El señor obispo, un día me preguntó: “maestro, (porque es mi padrino gracias a ustedes) ¿cómo logra usted ese estado místico que expresa en sus obras, en su creación?” ¡Qué pregunta! No era fá- cil de responder, sobre todo a un señorón como él, ¿verdad? con esa sabiduría. Pero escuchando esa voz interior que todos tenemos, le digo: “señor Obispo, cuando yo medito, cuando yo oro siento que hablo con Dios, pero cuando me inspiro, él habla conmigo”. Entonces, es verdad, yo veo un lienzo, lo con- templo y casi estoy viendo la imagen que quiero plasmar. A veces estoy en algún café, en alguna calle, en alguna banca de un parque viendo pasar gente y de momento viene ese estado anímico tan perceptivo, que sin estar ahí, lo veo y lo siento, entonces voy a mi taller y trabajo. Así fue como nació la Paloma de la Paz, que no hay una en otro lugar, ninguna es- cultura hecha a la paz, porque el mundo siempre ha estado en guerra. Entonces yo digo: yo no voy a hacer de mi vida un escudo del cual se defiendan los que quieren sangre, los que quieren la vida del niño o del anciano en conflictos sociales bélicos por la ambición de ese poder equívoco; porque el poder está en el ser, en ser un ser único integrado a la naturaleza, al universo al que pertenece y vibra con él, conmoverse ante él y crecer ante él. Da las gracias por haber nacido, porque el milagro más grande es la vida y porque por ahí es donde tenemos que em- pezar. Entonces, hice la Paloma de la Paz. Yo les voy a contar ahora, en medio de toda esta seriedad que no sé por qué Víctor Manuel Contreras
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