UNINTERLINGUA 2017

Cuando llegué a París, después de una prolon- gada enfermedad, estuve en Múnich, allí me ope- raron, allí salvé la vida. Uno de los alemanes, a los que yo odiaba porque habían matado a Anna Frank, me pasó sangre y cuan- do regresé de la operación vi que ese güerito con los cabe- llos de oro, me estaba pasando su sangre directamente y era de mi edad, 17 años. Enton- ces pensé: “él no es culpable de todo ese crimen en la his- toria”. En mi generación, me encontré con una señora rica en París, de esas que no tienen pompis, que están secas y que todo se les une con el ombli- go, me compró dos cuadros y dijo: “quiero conocer al artis- ta”, a lo que contestaba: “díga- me señora, mucho gusto”. Me vio de arriba a abajo y dijo: “¿a qué clase pertenece usted en México?” ¡Ay qué raro, nadie me lo había preguntado! Y se me ocurre decirle: “a la nueva clase”, “¿y qué es eso de la nueva clase?”, “la que sabe pensar, hablar y actuar en la vida”, “me cae bien usted”. Entonces nos invitó a comer. Es de estas mujeres inteligentes, ricas que tienen hijos lo- cos. Cuando llegamos a su casa tenía un hijo con toda la cabeza rizada, la carita delgadita y flaco, flaco, flaco. Comimos y me enseñó dónde tenía mis cua- dros, junto a los grandes maestros, a lo que des- pués le dije a mi maestro: “ay, maestro, siento vergüenza por la señora”, “¿por qué?”, “porque le cobraron muy caro. ¿Sabes en cuánto tiempo pinté mis cua- dros? ¡En dos meses!”, “Víctor, mi pequeño, no. Te tomó toda la vida poderla pintar en dos me- ses. Si el mundo te paga un fran- co por algo que hiciste, vale mil. No te van a pagar lo que vale, respeta tu trabajo”. Así es, muchos de ustedes ten- drán algo que hacer en la vida, respétenlo, quiéranlo porque es fruto de ustedes y fruto de su experiencia, de sus sentimien- tos, de sus emociones, de sus encuentros y desencuentros de todo aquello que ustedes y cada uno de ustedes representa ante los demás. Quiéranlo, respéten- lo y proyéctenlo con esa dignidad que solo ustedes le pueden dar, con ese respeto que solo ustedes deben dar porque son ustedes mismos. Muchas gracias. es muy difícil. Llegar a los demás es fácil, pero llegar a uno mismo U “ “ Víctor Manuel Contreras

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