UNINTERLINGUA 2017
que puede comerse el mundo a puños. Cuando Lázaro sale de Toledo lo vemos alegre, lleno de esperanza, con amigos quienes también van con el deseo de mejorar su fortuna. Esta será la única vez que Lázaro muestre entusiasmo y po- sitivismo en la obra. Continúa el ex pregonero narrando su historia e, irónicamente, de esta for- ma continúan las conexiones con la continuación de 1555 que, supuestamente, tanto le disgustaba a Luna pues este Lázaro también va a embarcarse a Cartagena. En el camino llega a una posada don- de ve a un hombre vestido con hilachos y hace una descripción detallada de la triste situación de esta persona. El hombre resulta ser su antiguo amo el escudero, quien sigue siendo tan orgulloso como antes. Con este encuentro y la caracterización que Luna hace del escudero, el autor logra conectar a este personaje de su segunda parte con el original. Sin embargo, hasta aquí llegará el parecido entre este escudero de la continuación y el original pues bajo la pluma de Luna el escudero es presentado como un malagradecido y aprovechado ladrón. Cuando éste cuenta a Lázaro lo mal que la vida lo ha tratado, Lázaro se conmueve de su antiguo amo y lo invita a dormir en su habitación esa noche por no tener el escudero donde quedarse, pero antes de que Lázaro despierte, el escudero se va robán- dole hasta la ropa, y Lázaro tiene que vestirse con los mismos harapos que el escudero llevaba pues- tos el día anterior. Cierto es que al incorporar Juan de Luna al es- cudero en su relato, el autor ha logrado entablar una conexión más con el “Lazarillo” original, sin embargo vemos que este escudero es totalmente diferente al de 1554. En la obra original, el escu- dero incitaba cierta simpatía ante los ojos del lec- tor. Este amo no daba a Lázaro qué comer por no tener él mismo un pedazo de pan que llevarse a la boca. Pero en la obra de Luna es un desvergonza- do que no valora la generosidad de Lázaro y ter- mina robándolo. Los personajes que Juan de Luna toma de la obra original no caben bien dentro del mundo que él presenta. El ambiente social del “Lazarillo” renacentista es muy diferente al am- biente de la época del siglo XVII. Al incluir en sus obras a personajes del “Lazarillo” original, Luna quiere hacer conexiones que liguen su novela con la de 1554. Sin embargo, al transformar de una manera tan drástica a los personajes originales, incluyendo al personaje principal, la intención y espiritualismo con el cual el autor anónimo escri- bió su obra 66 años antes se pierde. En su artículo “El nuevo mundo social de la Segunda parte de la vida de Lazarillo de Tormes”…, de Juan de Luna (1620),” Joseph Laurenti, el crítico que posible- mente ha dedicado más estudios a la obra de 1620 que ninguno otro, dice de éste Lázaro que “Sus características son la vanidad, la soberbia, la hol- gazanería, la socarronería, la cobardía, la codicia y el cinismo. Es sacrílego y aborda la delincuen- cia, pero no es criminal o bandido de profesión… Lázaro primitivo es ladronzuelo, pero siempre de- seoso de trabajar. Lázaro de Luna cuando hurta y engaña es para no trabajar.” (177). Luna también enfatiza que Lázaro, vestido con harapos, es el hazmerreír de la posada: “Vime desamparado, solo y afligido, en traje que todos me daban de cobdo y se burlaban…estuve deter- minado de torname a mi casa. No lo hice por pen- sá que la guerra sería muy pobre si en ella no se ganaba más de lo perdido. Lo que más sentía era que huían de mí como de empestado.” (18-19). El encuentro con su antiguo amo ha resultado desas- trozo para Lázaro, y para el lector, el personaje que antes causaba simpatía en la obra de 1554, ahora causa disgusto e indignación al ver la ingratitud con la que el escudero ha pagado la generosidad de Lázaro. Juan de Luna se ha encargado de trans- formar y enlodar ante el lector a este personaje que quizá fue el único amo en la obra original que no maltrató a Lázaro y que hasta llegó a interesar- se por las cosas que había hecho antes de ser su Pierina Beckman
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