UNINTERLINGUA 2017
te en su cuaderno las palabras que no conocían, pasándolas luego al pizarrón para la puesta en común, y como los otros niños escribieron utili- zando espontáneamente las normas del español, optamos por una escritura muy semejante a la “normalizada”, usada hoy en día por los estudiosos del náhuatl; otra razón para ello es que así podrán acceder a la mayor parte de los materiales publica- dos en su lengua materna. Finalmente les pedimos de copias los términos que no conocían y es deja- mos, como primera tarea, de recopilar más pala- bras con sus familiares. Así, poco a poco el léxico iba en aumento y la pro- nunciación se hacía más fluida, leíamos y tradu- cíamos juntos sus aportes, pasándolos al pizarrón y con base en ellos intentamos establecer algunas naciones gramaticales, pues las palabras son relati- vamente más fáciles de recordar, pero las estructu- ras son complejas y los mismo hablantes que dan clases de náhuatl las desconocen frecuentemente. Los niños mismos se mostraron muy emociona- dos, cuando, después de las dificultades iniciales, empezaron a descubrir los verbos del texto al pre- térito y pudieron subrayarlos todos, y empezaron a hacer preguntas que denotaban un primer inten- to de reflexión analítica sobre su lengua. Además de los aportes de los pequeños, utiliza- mos algunos textos que se refieren al náhuatl clá- sico para comparar o clarificar algunos términos, pero también retomamos ideas de autores moder- nos. El Profesor Octavio, por su parte enriquecía las clases relacionando las palabras con el entorno y las costumbres de Sta. Catarina. También inclui- mos poesías y canciones, lo cual resultó muy esti- mulante para el grupo, que las disfrutaba y apren- día con mucha rapidez. En el transcurso del taller, la actitud de los ni- ños en relación con la lengua de sus abuelos fue cambiando de la pena y la renuencia y de gusto y al orgullo; ya no era algo que tenían que ocultar y olvidar y cuando, al final del curso, cantamos “el Martinillo” en español, italiano, fran-cés, inglés y náhuatl, sabían que la suya era una lengua entre otras, con su ortografía, sus norma y su belleza, y aunque lo aprendieron en todas las versiones, cuando lo cantaban en náhuatl su voz sonaba más fuerte y su mirada era de complicidad y picardía. El cambio en los niños que participaron en el taller fue notable no sólo para los que lo coordina- mos, sino para los mismos maestros que iniciaron con ellos este nuevo año lectivo y que se asom- braron de verlos más “seguros” y receptivos, sin poder explicarse las razones; nosotros pensamos que el reapropiarse de su patrimonio lingüístico y cultural incidió favorablemente en su autoimagen. Aunque el náhuatl que están aprendiendo es el de Sta. Catarina, su geografía y su historia no se ciñe ya a los estrechos límites del pueblo y es algo que Laura Bensasson
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