UNINTERLINGUA 2018

30 Estos lugares de memoria, estas ruinas para- lizan al Ángel de la Historia, que voltea a contemplarlas con la cara de horror que ya Benjamin explicó. El espanto de aquel ángel denota la imposibilidad de compartir un lugar con la ruina. Un lugar donde la única reacción posible es el espanto, la inamovilidad o la des- esperanza. El hombre histórico de Nietzsche encuentra en el Ángel de la Historia de Ben- jamin un símil. Ambos están paralizados en el centro de las ruinas por el recuerdo incesante de lo que fue y pudo ser, imposibilitado vivir como el feliz animal en el instante. A ambos los despierta de su letargo una fuerza pode- rosa que los arrastra fuera de ahí; el ángel es empujado por el progreso, el hombre histórico por el futuro. Para los casos es igual. Los dos son sujetos de acción, una acción paradójica: inmovilizados por el recuerdo incesante de lo que ya no pueden cambiar, e inmovilizados por la planeación de un futuro que no existe. Ambos deambulan entre un tiempo y otro sin la posibi- lidad de recomponerse y establecer un nuevo comienzo en el que la vida sea, por primera vez, una verdad. No se atreven ninguno de los dos a usar el cincel. Es el miedo por lo que está fuera de vista, miedo de equivocarse, de dar un golpe de cincel demasiado fuerte que derrumbe todo el bloque y nos deje sin nada. “Pero ¿por qué olvidar a nuestros muertos, a nuestros caídos, a nuestros amados?”, podrían preguntar. Lo que olvidamos no es la cosa en sí; el trazo, el acontecimiento; olvidamos el recuerdo. “El recuerdo es una impresión, la impresión que permanece en la memoria” (23) dice Augé en Las formas del olvido. Las impresiones son huellas de una ausencia, dice Nietzsche: “Sólo lo que no cesa de doler per- manece en la memoria” (Genealogía 74). La dificultad de olvidar estriba en que, como Freud afirma: en recordar, repetir, elaborar, “el olvido está restringido por la existencia de recuerdos encubridores”. (2) En la teoría de Freud, como sabemos, nada se olvida, o en sus términos, nada se reprime por completo, así que no se trata aquí de blanquear la memoria, sino de