UNINTERLINGUA 2018

70 que odia, que se ríe y que insulta por lo que, más que definir al otro, veamos que nos dice ¿Realmente nos va a decir lo que quiera? ¿Lo vamos a permitir? Hablemos con él sobre algo y veamos qué se dice y cómo se dice. Elijamos, pues, un encuentro específico entre individuos particulares. Una animada conversación en Atenas. La figura que se va a analizar para reflexionar sobre el tema propuesto es la de Sócrates, el gran con- versador, aquel que busca al otro para poder pensar. Políticos, poetas y artesanos atenienses son los interlocutores con los que Sócrates reflexiona sobre los más variados temas: La virtud, el bien, la Polis, la poesía… son discutidas incansable- mente por el ateniense con cualquiera que se cruza con él… ¿O no es así? ¿Cualquiera puede hablar con Sócrates? El Sócrates que requerimos es, necesaria- mente, más concreto. “El gran conversador” no nos sirve. Debe conversar, cier to, pero con alguien, sobre algo, de una manera con- creta; debemos ser más específicos para pensar cómo se encuentra Sócrates con el otro; para reflexionar sobre cómo y para qué dialoga el ateniense. Veamos que pasa en casa de Calicles; analicemos lo que pasa en el Gorgias platónico. En este diálogo el habitual protagonista, Sócra- tes, llega con retraso y acompañado de su amigo Querefonte al lugar en el que el sofista. Gorgias acaba de disertar sobre “muchas y bellas cuestiones” (Gorgias, 447b). Sócrates se lamenta de la tardanza que les ha impedido escuchar la disertación del de Leontino ante lo cual Querefonte, culpable del retraso, dice que va a pedir a Gorgias, al cual considera su amigo, que repita su discurso para que así lo puedan escuchar. Calicles, anfitrión de Gorgias, les dice que cuando así lo deseen pueden pasar a su casa y escuchar las palabras del sofista. Sócrates dice lo siguiente: “Muy bien Calicles; pero ¿Estaría dispuesto Gorgias a dialogar con nosotros? Porque yo deseo preguntarle cuál es el poder de su arte y qué es lo que proclama y enseña. Que deje el resto de su exposición para otra vez (…)” (Gorgias, 447b y c). Tras escuchar la petición del filósofo Calicles dice que el propio Sócrates debería preguntar eso a Gorgias, ya que el sofista había invitado a todos los presentes a preguntar cualquier cosa que deseasen: Él está dispuesto a contestar cualquier pregunta. Sócrates le pide a Querefonte que haga la pre- gunta sobre el arte de Gorgias y Polo, aduciendo que Gorgias está cansado tras su intervención, se ofrece a responder la pregunta del amigo de Sócrates. La pregunta es la siguiente: “¿De qué arte es conocedor (Gorgias)

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