UNINTERLINGUA 2018

77 entre el 27 y el 30 de diciembre. Peña indica que la razón por la cual el niño primogénito no recibió el nombre de su padre, Pedro, como era la costumbre, tal vez se debiese a que si el niño ya mostrara alguna deformidad y que se temiera por su vida. Curiosamente, se sabe más del aspecto físico de Juan Ruiz de Alarcón que de su vida, pues a diferencia de muchos otros autores de su época, Alarcón no dejó cartas o diarios que pudiesen ser leídos y estudiados después de su muerte. Se dice que era bajo de estatura y era jorobado de espalda y pecho. Dada su apariencia física, varios de sus contemporáneos como Lope de Vega y Tirso de Molina ridiculizaban su aparien- cia. También sufrió las sátiras de Francisco de Quevedo y los acuses de plagio de Fray Luis de Góngora. Sin embargo, el crítico Walter Poesse en su libro titulado “Juan Ruiz de Alarcón”, indica que éste fue un hombre que “labored under enormous physical and psychological handi- caps, who was not insensitive to ridicule, but was able to stand up to it and even answer it, not permitting it to deter him from either his goal or his desires”. (35) Basándose en documen- tos que describen el físico de Alarcón, Poesse también hace una descripción médica detallada sobre las posibles enfermedades de las cuales el dramaturgo sufría dada su condición física y la época en la cual vivió. No era sólo el hecho de que fuera jorobado de pecho y espalda, sino que dichas jorobas probablemente le causa- ban disminución de la función pulmonar, dolor de espalda, enfermedad del corazón y muchas otras complicaciones que disminuían su capa- cidad de trabajo. (89) La torcedura de la espina dorsal tenía como resultado una postura inusual que ponía presión en los músculos y en los órganos internos. De la poca información que nos queda, se sabe que el dramaturgo tenía piernas muy delgadas y éstas debían ser el apoyo para su gran estructura superior lo cual seguramente hacía su andar difícil y torpe. El dramaturgo vivió bajo una presión física, mental y emocional tremenda. La escritora Gloria Clark acertadamente comenta que, si se toman en consideración todas estas calamidades sufridas por el dramaturgo, es sorprendente que Alar- cón pudiese viajar de México a España en dos

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