UNINTERLINGUA 2018

79 que imponía en ese entonces la graduación como lo eran los derechos universitarios, cena para todos los concurrentes, propinas, padrino, examinadores, maestro de ceremonias, músi- cos, etc. De su vida en Salamanca casi nada se sabe, pero para 1606 ya se encontraba en Sevilla, y es aquí donde podemos suponer que asistía al teatro y probablemente se familiarizó con el nuevo estilo de comedia que estaba de moda gracias a Lope de Vega. Aquí segura- mente escribió algunas de sus primeras obras. Sin embargo, en el campo profesional no ha logrado su meta. Para 1608, lo encontramos una vez más en México donde al parecer desea dedicarse a la enseñanza universitaria. En esta ocasión sí llega a licenciarse tanto en Derecho Canónico como Civil, pero sin ninguna pompa dada su falta de recursos económicos. Las auto- ridades universitarias aprobaron que no hubiese celebración dado que era tiempo de Cuaresma. De esta forma le quedaba la puerta abierta para recibir el grado de doctor el cual Alarcón solicitó, pero no sabemos por qué razón no lo recibió y se dedica a la abogacía. Esto es todo lo que se sabe de su vida durante esta época que pasó en México. Para mediados de 1613, Alarcón va de regreso una vez más a España. Cuando llega a Madrid, va con el alma llena de esperanza. Mientras espera respuesta de la corte para el puesto que anhela, corrige y ofrece algunas de las comedias que había escrito mientras vivió en Salamanca, Sevilla y México, pues de alguna forma debe pagar por sus gastos para subsis- tir. Alarcón vive en el medio literario madrileño a partir de 1614, pero no parece haber tenido ningún verdadero amigo entre los dramaturgos de la época. Sin embargo, dice Castro Leal, que sus obras “Las paredes oyen” y “La verdad sospechosa” lo colocan en la primera fila de los autores dramáticos de principios del siglo XVII. En 1621 muere Felipe III, el amigo de la religión, y sube al trono Felipe IV, el amigo del teatro. A partir de que el Duque de Medina de las Torres desempeña el puesto de Presidente del Consejo de Indias. Este Duque fue amigo de las artes y con él mejora la suerte de nuestro dramaturgo. En junio de 1626, Alarcón es nombrado relator