UNINTERLINGUA 2018
81 Fitzmaurice-Kelly escribe que:“There are Spa- nish dramatists greater than Ruiz de Alarcón: there is none whose work is of such even excellence.” Clark también nota que las obras de Alarcón reflejan la turbulencia de las ciu- dades. La corte era el centro de la vida social en Madrid y estaba llena de hombres jóvenes que buscaban un lugar en la corte y deseaban encontrar el amor. Estaban preocupados con su apariencia física y su atuendo. Las muje- res también se encontraban preocupadas con su apariencia física, sus vestidos, joyas y los carruajes que reflejaban su lugar en la socie- dad. (4) En realidad, no había cabida para el cuerpo deformado del autor en esa sociedad. Las familias de la nueva España que tenían los recursos necesarios enviaban a sus hijos a España a estudiar, sin embargo, era muy difícil para estos criollos encontrar un lugar en dicha sociedad. El siglo XVII era una época de crisis económica en España. El mismo Alarcón intentó repetidas veces que su patrimonio fuese reco- nocido por el rey pues sus padres pertenecían a familias nobles españolas, pero vez tras vez su intento cayó en oídos sordos. Sin embargo, Alar- cón tenía algo que los otros criollos no tenían: su teatro. Su voz, como dice Clark, podía ser escuchada a través de sus obras. Tanto las palabras como los silencios comunicaban algo a la audiencia. Nuestro dramaturgo es autor de 24 comedias, sin incluir las obras en las cua- les colaboró con otros autores como Tirso de Molina. Él mismo publicó la mayoría de sus obras en dos volúmenes, el primero en 1628 y en éste se incluyen ocho de sus obras: “Las paredes oyen”, “La cueva de Salamanca”, “La industria y la suerte”, “El desdichado en fingir”, “El semejante a sí mismo”, “Los favores del mundo”, “Mudarse por mejorarse” y “Todo es ventura”. En el prólogo del segundo volumen publicado en 1634 aclara que publica sus comedias para que no “pasen a ser plumas de otras cornejas”, aludiendo sin duda a los plagios por parte de otros autores. En este segundo volumen se incluyen las siguientes 12 obras: “La verdad sospechosa”, “La amistad cas- tigada”, “La crueldad por el honor”, “La prueba de las promesas”, “El anticristo”, “El dueño de las estrellas”, “El examen de maridos”, “El teje- dor de Segovia”, “Ganar amigos”, “La manganilla de Melilla”, “Los empeños de un engaño” y “Los pechos privilegiados”. Sus otras obras como “Quien mal anda mal acaba”, “No hay mal que por bien no venga”, “La culpa busca la pena y el agravio la venganza” y “Siempre ayuda la verdad” fueron publicadas en colecciones. La más famosa de sus comedias es “La verdad sospechosa”, publicada en 1634, donde Alarcón condena al vicio de la mentira. La obra francesa Le menteur (El mentiroso) del dramaturgo fran- cés Pierre Corneille está basada en la comedia de Alarcón.
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