UNINTERLINGUA 2018
82 Comparado con las 1,800 comedias que Lope de Vega produjo, las 400 de Tirso de Molina, o aún las 120 de Calderón de la Barca, Juan Ruiz de Alarcón obviamente padece de escasa fecundidad, pero es importante hacer notar que nuestro dramaturgo mexicano escribe teatro por necesidad económica más que como profesión. Como hemos dicho, Alarcón estudió leyes y se graduó de la Universidad en México y más delante de la Universidad en Salamanca. A él le interesaba un puesto donde pudiese lle- var a cabo otro tipo de actividades. Tan es así que cuando después de 13 años finalmente consigue un puesto en el Consejo Real de las Indias en el cual podía hacer uso de su entre- namiento como abogado, y finalmente recibir un salario fijo, dejó de escribir para el teatro que tantos sinsabores le proporcionó. Este nuevo puesto le permitió adquirir una posición más acomodada, emplear sirvientes, comprar un carruaje y hasta llegó a prestar dinero. Cuando todos sus problemas económicos se resuelven, no vuelve a escribir pues él no era un profesional del teatro como lo fue Lope de Vega en el sentido de que para Alarcón el teatro era sólo una forma de sobrevivir. Alarcón no vivía, por así decir, para el teatro. El dramaturgo vivió en España los últimos vein- tiséis años de su vida. Sin embargo, Castro Leal informa que cuando el dramaturgo muere el 4 de agosto de 1639, en los medios literarios nadie parece notar su desaparición porque para las letras había muerto años antes (XXVI). De los documentos que aún existen se puede dedu- cir que las únicas personas “que le brindaron protección o amistad fueron, con excepción del Duque de Medina de las Torres, españoles que habían vivido en América o que estaban liga- dos a ella por parientes muy cercanos… ¿Era nada más porque los viajes por el Nuevo Mundo habían acercado sus destinos, o porque los que respiraban el aire de América…volvían con una visión más generosa de la vida?” (XXVII). En su introducción, Gloria Clark informa que durante el Siglo de Oro las comedias eran generalmente clasificadas dentro de una de las siguientes cuatro categorías: comedias de capa y espada, donde los temas esenciales eran el honor y el amor; comedias heroicas, donde se presentaban tragedias con una fundación mito- lógica o histórica; comedias de santos, donde se hablaba de temas religiosos; y comedias de cos- tumbres, donde los personajes pertenecían a clases bajas y el lenguaje y los temas eran poco refinados. En todas estas comedias el énfasis se encontraba en el argumento de la obra tal y cual era presentado por los personajes de la misma, y añade que: “Alarcón, however, made his characters live by giving them motivation for their actions and memorable personalities, creating a new type of comedia, the“comedia de caracteres”… This character development caught the attention of writers outside of Spain, and had a lasting impact on the development of the theater.” (28) Así vemos que Juan Ruiz de Alarcón es quien inaugura en Europa este nuevo tipo de comedia y que su obra influenció a otros dramaturgos de su época fuera de España como lo son los fran- ceses Pierre Corneille, Jean Baptiste Poquelin conocido como Moliére, y al italiano Carlo Gol- doni. Concluye Clark que esto ocurre dado que muchos autores comprendieron la importancia de las observaciones hechas por Alarcón al igual que su habilidad para explorar asuntos de tipo moral. Antonio Castro Leal también explica que: El carácter nace de una determinada relación de causalidad entre los motivos de la acción y las acciones mismas. Motivos iguales provocan acciones iguales, aunque, cuando se deja atrás esta primera relación elemental, la com- plejidad aumenta: los motivos se entrecruzan y se funden, se refuerzan o se neutralizan, y un juego de influencias recíprocas suele cambiar el valor y hasta el sentido de los motivos y de las acciones. Toda pintura de caracteres supone una selección de acciones que singularizan y
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