UNINTERLINGUA 2018

83 un sistema particular de valoración de motivos. El carácter tiene, así, dos fases y se puede lle- gar a él por el camino del moralista, que parte de un tipo ideal en el que se encarna y orga- niza ese sistema de motivos, y por el camino del artista, que parte de un cuadro libre y variado de acciones singulares. (XXVII) Añade Henríquez Ureña que es un recurso constante y fundamental en Alarcón la observa- ción de los caracteres y las costumbres. Y que este propósito de observación constante se subordina a otro más importante: “el fin moral, el deseo de dar a una verdad ética aspecto convincente de realidad artística”. (14) También indica que las dotes observación no son todo lo que el autor artísticamente ofrece, por supuesto. Lo admirable en él es la “transmutación de ele- mentos morales en elementos estéticos”. Esto es algo que rara vez ocurre en los creadores, pero Alarcón es singular en esto, es único. Sólo en un hombre que vivió las experiencias que él v i v ió, podía desarrollarse este don. Era un hombre, como dice Henríquez Ureña, de alto espíritu… la desgracia aguzó su sensibilidad y estimuló el pensar. Alarcón era un hombre orgulloso, discreto, reflexivo y observador. La dura exper iencia social le llevó a formar un código de ética que aparece a cada paso en sus comedias. Para él, vale más la virtud que el talento, los títulos de nobleza o el dinero. ( 15 ) Re c o r d emo s que A l a r c ón v i v i ó con escasos medios por mucho t i empo, pero siempre estuvo orgulloso de su estirpe y siempre fue muy cortés. En sus comedias encontramos una abundancia de expresiones de cortesía y amabilidad que contrasta con la usual omisión de ellas en los dramaturgos peninsulares de la época. Anota el crítico dominicano que “en el mundo alarconiano se dulcifica la vida turbulenta, de perpetua lucha e intriga, que reina en el drama de Lope o de Tirso… no siempre hay desafíos hay más discreción y tolerancia…las relaciones humanas son más fáciles, y los afectos, especialmente la amistad, se manifiestan de modo más normal…” (17) Las obras de Ruiz de Alarcón llenan las reglas del canon de la comedia española. Éstas incluyen personajes como lo son galanes aven- tureros, pretendientes, mujeres inconstantes,

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