UNINTERLINGUA 2019
Robert Plank en su artículo “The Golem and the Robot” define el gólem como un ser artificial creado a imagen de su crea- dor. En este sentido, por ejemplo, Adán sería un gólem pues es la creación de Dios. En El hombre artificial un narrador omnisciente presenta a tres jóvenes cien- tíficos: Nicolás Donissoff, bacteriólogo, Luigi Marco Sivel, especialista en anatomía humana, y Ricardo Ortiz, químico. Prove- nientes de familias totalmente diferentes, pero que por circustancias de la vida los tres científicos terminan en Buenos Aires colaborando en sus experimentos. Nicolás Donissoff, el “ángel” del grupo, era ruso, “descendiente de una de las más no- bles familias del imperio”. (Quiroga, p. 20) De niño quedó huérfano, y un amigo de la familia quedó encargado de su educación y de la administración de su inmensa fortu- na. En su juventud renunció a su posición social y a su fortuna. Al principio sufrió frío y hambre, pero un genio como él pronto saldría adelante. Continuó sus estudios de medicina y se unió a los revolucionarios quienes instigaron la muerte del príncipe Dolgorouky, amigo y mentor de Donissoff. El joven estuvo de acuerdo y él mismo dio muerte al hombre que cuidó de él cuando sus padres murieron. Donissoff le amaba, pero sus principios y creencias revolucio- narias eran mayores. Se escapó de Rusia y fue a Viena donde se entregó por com- pleto a sus experimentos científicos; de ahí pasó a París y luego a Londres. A fines de 1905 llegó a Buenos Aires. Marco Sivel era italiano de una familia muy pobre. Su padre era un exbandido que abusaba físicamente de su hijo dán- dole terribles palizas. Lo hacía que fuera a recoger un alambre y que se desnudara para que sintiése los golpes sin nada que
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