UNINTERLINGUA 2020

Este es un ángel totalmente humanizado, y para una mejor comprensión y aná- lisis del cuento, es necesario un breve resumen. Al nacer el ángel, “alguien… les sopló [a los padres] que estaba signado para la genialidad”. (p. 425). A partir de ese momento, la madre le dijo a su marido que no tendrían más hijos y que se dedicarían por completo a la formación del ángel. La pareja se esmeró en su educación, el ángel creció y llegó a la mayoría de edad. Una mañana simplemente amaneció con 21 años. Hasta esta edad Celeste se había mantenido vir- gen, pero este día decidió que en ese año se iniciaría en el sexo. Durante el verano, en un estadio cercano a su casa donde practicaba natación, vio a un muchacho de su edad y le pareció adecuado para su propósito de perder la virginidad. Sus padres la dejaban a solas en casa todos los viernes por la noche y Celeste aprove- chó la ocasión para invitar al muchacho a su casa y seducirlo. Le ofreció cerveza, “se aproximó a él lentamente, le tomó las manos y las llevó a su cuerpo… se levantó los hábitos y le enseñó su desnudez rubia y blanca…. Lo desnudó…. Él se dejó con- ducir con más estupor que entusiasmo… Así fue su iniciación”. (427-28). Cuando sus padres regresaron a casa, Celeste les dirigió la mirada y su madre supo que su hija había comenzado su camino. Celeste sabía que aunque tuviera 21 años, los ángeles nunca llegan a la adultez. Para ella el sexo fue un aprendizaje más. Cuando cumplió 22 años, ya había tenido 20 amantes. Con todos ellos había tenido relaciones sexuales en la sala de estudios de la casa de sus padres y nunca había tenido relaciones más de una vez con nin guno de ellos. Pero ahora quería otro tipo de experiencia y escogió a David, un hombre algo mayor que ella. Después de haber estado con David, resultó embara- zada. “Tuvo a su hijo sin acusar jamás al responsable… Aguardó hasta el sexto mes de lactancia,… y se lanzó nuevamente a la vida”.(p. 429). Con el paso del tiempo, fue llenándose de hijos. Un día conoció a un hombre que al igual que ella había nacido para lo excepcional, Armando. Celeste lo seguía, le llamaba y le dejaba recados en su contestador au- tomático, pero Armando no le hacía caso. Una tarde logró acorralarlo en una bibliote- ca, se levantó la falda y le mostró su expe- rimentada desnudez, pero él la rechazó y le dijo: “A mí no me engañas… Yo sé quién eres”. Celeste aceptó el rechazo y “se encogió de hombros como si nada hubiera sucedido…. Celeste lo aceptaba. Después de todo, lo dice una canción popular. El mundo es cruel. Incluso para los ángeles”. (p. 430). Como vemos, este ángel es completamen- te diferente al ángel dulce, melancólico y juguetón de Amado Nervo. Celeste no posee cualidades sobrenaturales. Más allá de su belleza física, no tiene nada de lo que por lo general caracteriza a un ángel. Ella no procede del cielo, es mujer, no tiene alas, no vuela, no trae un mensaje divino, no hace milagros, tiene un nombre que le han dado sus padres humanos, y no tiene poderes especiales. En resumen, no tiene nada de sobrenatural. Entonces, ¿por qué debemos aceptar que es un án- gel? Porque el narrador omnisciente así lo dice, y dentro del terreno de lo fantástico el lector debe aceptar todo lo que el narrador diga como un hecho. 21

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