UNINTERLINGUA 2020

cienda hizo todo el movimiento, la PGR, para congelarme una cuenta con 7, 500 pesos. Fueron todas las pruebas que tenía el Gobierno Federal para decir que yo era narcotraficante. Después de que fui encarcelado, mis abo- gados fueron asesinados, tres abogados míos fueron asesinados. Me quedé sin defensor y me defendió el agente, bueno, defensor público, pues. Después de que la Defensoría Pública, nunca vi al abogado que llevaba mi caso. Decidí yo llevar por cuenta propia mi defensa e insistí ante el juez, a través de escritos. Mi abogada fue prácticamente la mamá de mi hija, que llevaba mis cartas que yo escribía desde la cárcel, ella las llevaba al juzgado de Guanajuato, donde se llevaba mi proceso. Yo sabía que el juez no me iba sentenciar, porque no había ni un solo elemento de prueba, pero como era un caso de con- signa, el juez finalmente me condenó a 10 años de prisión por Delincuencia Organi- zada y 10 años por Fomento al Narcotrá- fico. Y yo, recibí una sentencia en primera instancia de 20 años, luego de esa ins- tancia, pues apelé a la sentencia y tras la apelación de la sentencia, con la ayuda de muchos de los presos dentro de la cár- cel, que litigan perfectamente bien y que conocen muy bien las leyes, porque llevan años tratando de ganar el amparo o pre- parando el amparo para salir de la cárcel, eso me ayudó para que, en la segunda instancia, una juez reconociera que no ha- bía una sola prueba y me declaró absuelto de todo cargo, y me dejó en libertad. En mi opinión, el periodismo de investiga- ción en México se ha retraído. Creo que no hay forma de no reconocerlo, creo que lo que estamos consumiendo actualmente en México, es un periodismo de buenas relaciones públicas de los propios direc- tores de medios, de algunos periodistas, de algunos reporteros y estamos consu- miendo lo que realmente, nos están dando las redes sociales. Hoy las redes sociales están tomando ese papel de informador del periodismo. Las redes sociales han logrado desplazar a los medios de comu- nicación como los grandes informadores y hoy son, lamentablemente, empresas sin rostros, como: Facebook, Twitter, Google, YouTube, Instagram, no sé, otras redes sociales, que son las que están dando esos contenidos de los que es ávido la sociedad. Es un fenómeno muy particular, las redes sociales son el conducto de las amenazas de muerte, han obligado a la creación de zonas de silencio. En México, hay actualmente 57 zonas de silencio, donde no hay periodismo de investigación. Son 57 zonas de silencio en todo el país, que comprenden más de 700 municipios, donde no hay periodismo actualmente, es decir, casi 80% de los municipios del país, no tienen una prensa donde haya un periodismo de denuncia ni de investiga- ción. Pero, esas redes sociales que son también la contraparte, la otra parte de la moneda, también se convierten en una alternativa para que los periodistas inde- pendientes, que son censurados puedan romper ese cerco de censura. Las redes sociales son el Diablo y Dios. Porque, por un lado, fomentan las zonas de silencio, pero, por otro lado, también ofrecen una alternativa para que los periodistas pue- dan difundir a través de esos conductos, de sus cuentas de Twitter, de Facebook, lo que el cerco periodístico o la autocensura a veces no nos lo permite. 78

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