Sigue estos ocho pasos diseñados para acabar con el 99% de tus antojos y que te ayudarán a crear resistencia ante ese persistente 1% restante.
FUERZA DE VOLUNTAD
Una de las razones por la que la mayoría de las dietas fallan es que las metas a largo plazo pueden ser frustrantemente difíciles: cuando el plan consta de vigilar lo que comes durante 6 meses, tomar algunas cervezas de más durante la hora feliz suena como un pecado menor.
En vez de eso, comprométete a comer bien en un lapso de tiempo que puedas manejar, aunque sean algunos días. “Una vez que lo lograste, comienza de nuevo”, explica Mary Vernon, presidenta de la American Society of Bariatric Physicians.
“Esto establece la noción de que puedes tener éxito y te da la oportunidad de notar que comer bien, te hace sentir bien, reforzando tu deseo de continuar”.
ENCUENTRA UNA MOTIVACIÓN QUE VALGA LA PENA
Si el propósito de tu dieta es estética, esto quiere decir que lo único que quieres es lucir bien sin playera, lo más seguro es que no puedas mantenerla a largo plazo. La solución: “ármate de motivadores adicionales”, indica Jeff Volek, profesor de kinesiología en la Universidad de Conecticut. Sugiere llevar un diario en el que monitorees migrañas, acidez, calidad del sueño, acné y aftas, así como las medidas de tu cuerpo y tu peso. “Descubrir que tu nueva dietamejora tu calidad de vida y salud puede ser una motivación poderosa”, agrega Volek.
SUPERA TUS ERRORES
De acuerdo, te diste un atracón. ¿Qué sigue? “Olvídalo”, señala James Newman, nutriólogo del Hospital de Tahlequah en Oklahoma. “Una comida no define tu dieta, así que no asumas que fallaste”, explica. Establece una regla: cada que sustituyas una comida por un antojo, haz cinco comidas y colaciones saludables seguidas. Esto garantiza que comerás bien el 80% del tiempo.
COMPRA INTELIGENTEMENTE
Mantente alejado de las degustaciones en el supermercado y dirígete a los pasillos desde que llegas, sugiere Juliano Laran, coautor de un estudio sobre antojos. Esto puede establecer un estado mental libre de antojos durante 30 minutos, asegura.
PIENSA COMO BIOQUÍMICO
Galletas preparadas con jugo de caña orgánico pueden sonar como una buena opción, sin embargo comida chatarra con un nombre elegante, sigue siendo comida chatarra. Endulzantes “naturales” como la miel incrementan tu nivel de glucosa igual que el azúcar. “Si vas a comerte unas galletas, acepta que te estás desviando del plan y regresa a tu dieta”, dice Berkowitz. Engañarte solo te meterá en problemas.
UTILIZA UN ENFOQUE LÓGICO
“Antes de cada bocado, considera si este te está acercando a tu meta o alejando”, indica Alwyn Cosgrove, dueño de Results Fitness en California. Esto no evitará que hagas una mala elección todas las veces, pero reforzará el hábito de pensar en los efectos a largo plazo de lo que te estás comiendo en ese momento. La recompensa es que “entre el 80 y el 90 por ciento del tiempo, elegirás bien”.
MUÉVETE MÁS
Una investigación de la Universidad de Massacgusetts reveló que, mientras más tiempo estés sentado, más apetito tendrás (incluso si tu cuerpo no necesita las calorías). De hecho, las personas sedentarias se sintieron 17% más hambrientas que la gente que se estuvo moviendo durante el día, explica el investigador Barry Braun. Esto se debe posiblemente a que la inactividad aumenta la secreción de la grelina, hormona que incrementa el deseo de comer. Coloca una alarma en tu celular para que te pares o hagas estiramientos una vez cada hora.
DETECTA IMPOSTORES DEL APETITO
¿Se te antojan unas papas aún habiendo comido hace una hora? Imagínate sentado frente a un jugosísimo filete. “Si realmente tienes hambre, el filete sonará excelente y debes comer alto”, explica Richard Feinman, profesor de bioquímica en el Centro Médico de Brooklyn en Nueva York. “Si el filete no suena bien, tu cerebro está tratando de engañarte”. Su consejo: modifica tu entorno. Puede ser algo tan sencillo como estirarte en tu escritorio o enfocar tu atención en una tarea diferente.