El ejercicio forma parte de la rutina habitual de personas que buscan tener un estilo de vida saludable y próspero. Aunque no hay duda que practicar algún tipo de actividad física resulta placentero y energizante, lo cierto es que adaptarse a ello no es cosa fácil, en especial cuando se ha seguido un ritmo de vida sedentario a lo largo de los años.
Mover el cuerpo luego de un buen tiempo de inactividad resulta difícil, y ni hablar si se tienen algunos kilos extra, que entorpecen los movimientos y reducen la agilidad, debido a la carga adicional que los huesos y las articulaciones deben soportar a diario. Pero eso no es todo, y es que la misma falta de preparación ante los movimientos intensos, pueden llevar a provocar mareos y náuseas que estropean por completo la experiencia grata del deporte, y que probablemente estén relacionados con alguna condición médica que deba ser atendida cuanto antes.
No obstante, antes de irse a extremos mucho menos deseados, lo primero es conocer las causas más comunes que ocasionan la sensación de mareos y náuseas en el ejercicio, y que pueden evitarse fácilmente con sólo cambiar algunos hábitos antes, durante y/o después de la actividad física.
Causas de mareos y náuseas durante el ejercicio
Falta de alimentación
Es común ver casos de personas que jamás han practicado ejercicio y que cuando se deciden a cambiar su estilo de vida, pretenden hacerlo de forma radical, no sólo en cuanto al deporte se refiere, sino también a la alimentación, y muchas de ellas creen que para perder esos kilos de más, lo mejor es dejar de comer casi por completo, al mismo tiempo que resulta imprescindible salir a correr o ir al gimnasio a levantar un par de pesas.
¡Totalmente falso! Aún si tu propósito es tener un cuerpo esbelto y estilizado, la alimentación sigue teniendo un papel importante durante el proceso de transformación, sin importar lo difícil que parezca que el objetivo. Dejar de comer es una “solución” a corto plazo, pues a la larga, el organismo va perdiendo los nutrientes necesarios para funcionar de forma adecuada, así como las energías requeridas para realizar cualquier tipo de actividad, incluyendo la rutina del gym.
Recuerda que los carbohidratos, por muy malos que suenen, no deben ser excluidos totalmente de la dieta, sino más bien controlados, pues estos actúan como la principal fuente de energía para el cuerpo. De ahí que sean indispensables en cualquier régimen, incluso para los atletas que están en etapa de definición, y ni qué decir de aquellos que solamente quieren perder algunos kilos de grasa.
Si dejas de comer, tu cuerpo no va a responder como debe ser, ya que no cuenta con el sustento necesario para ello, es como un vehículo que necesita de gasolina para poder moverse. Además, debes tener en cuenta que la falta de alimentación también lleva a tener un metabolismo mucho más lento (y por ende, una mayor propensión a la acumulación del tejido adiposo), en respuesta al estado de emergencia en el que se encuentra el cuerpo para poder almacenar la mayor cantidad de energía posible y así disponer de ella ante la escasez de comida.
Exceso de ejercicio
Adaptarse al ejercicio no es cosa fácil, ese es un hecho que ha sido probado tanto de forma científica como empírica. La actividad física requiere de mucha disciplina y determinación, así como la paciencia para poder llevarse a cabo, a pesar de no ver los resultados esperados en lapsos cortos de tiempo.
Hacer más ejercicio, eventualmente te llevará a alcanzar tus objetivos propuestos mucho más rápido, sin embargo, es preciso saber que el cuerpo tiene cierto límite que no puede rebasar, así que no se le debe exigir más de lo normal, ya que no sólo se le expone a sufrir de mareos o náuseas, sino también de fatiga crónica, lesiones irreversibles o incluso enfermedades, ya que una de las consecuencias del sobreentrenamiento, es el deterioro del sistema inmunológico.
Si eres de las personas que jamás ha hecho ejercicio o que llevan mucho tiempo si hacerlo, es importante que vayas avanzando en tus entrenamientos de forma progresiva. Hacer hasta 20 minutos al día de actividad física durante las dos primeras semanas no tiene nada de malo, recuerda que lo importante es permitir que el cuerpo se adapte al nuevo estilo de vida, así que la paciencia es el factor definitivo. Si estás practicando algún deporte con la mentalidad de perder ese peso extra en pocos días, desde ahí estás empezando mal y muy probablemente te frustres y tires la toalla cuando veas lo imposible que resulta esta idea.
Deshidratación o sobrehidratación
La deshidratación es un problema común en los atletas que recién dan sus primeros pasos en el mundo del Fitness. Muchos creen que ir al gimnasio es sólo llegar, levantar pesas y regresar a casa para tener un cuerpo más saludable, cuando esto en realidad, se interpreta como una total falacia.
Durante el ejercicio, la hidratación también resulta indispensable, ya que en estos momentos el cuerpo aumenta su temperatura, por lo que el sudor actúa como un mecanismo de defensa para su regulación. En este proceso se pierde agua, electrolitos y algunos minerales como la sal que deben reponerse de inmediato para seguir rindiendo al máximo durante la rutina.
Tomar agua a la hora hacer la actividad física es lo más sensato que puedes hacer por tu organismo, aunque en estos casos resulta más preferible optar por bebidas isotónicas, ya que también abastecen al cuerpo de los electrolitos y minerales perdidos. Eso sí, hay que poner mucho ojo en no caer en la sobrehidratación, pues esto llevará a un aumento en el peso corporal (no confundirse con la acumulación de grasas), ya que los líquidos tienden a acumularse, causando hinchazón en las extremidades, sobre todo en los pies, que llegan a entorpecerse con el peso adicional.
Movimientos bruscos de la cabeza
Algunos ejercicios, especialmente los de índole aeróbica (ejercicios cardiovasculares) tienden a requerir de movimientos más dinámicos e intensos para poder llevarlos a cabo. Claro está que un cambio de posición brusco, podría llevar a que se presenten mareos y por consiguiente náuseas, especialmente cuando esto se hace de forma frecuente.
Para evitarlo, lo mejor es reducir la intensidad del entrenamiento, tal y como se describe en el segundo punto, o en caso contrario, tomar medicamentos de venta libre con Dimenhidrinato como ingrediente activo para evitar dichos síntomas. En caso de que los mareos y las náuseas continúen, es necesario suspender la rutina y visitar al médico familiar si se considera pertinente.
Hiperventilación
Es muy común, especialmente en atletas novatos, no tener un control sobre la técnica de ejecución de los ejercicios a realizar, es decir, la forma en la que se llevan a cabo. Cuando se hacen movimientos de alta intensidad en las rutinas, no sólo se debe prestar atención a la cantidad de veces y el número de kilos levantados, sino también a otros aspectos como la posición del cuerpo, el rango de movimiento e incluso la respiración.
La falta de oxígeno, que se da con más frecuencia en los ejercicios aeróbicos, pueden provocar mareos y náuseas, y lo mejor para evitar este tipo de situaciones, es tomarse un descanso de hasta dos minutos para estabilizar la respiración y así continuar con el entrenamiento, si es posible.
Recuerda que…
Si bien los mareos y las náuseas pueden presentarse ocasionalmente a la hora de la actividad física, estas manifestaciones no deben ser tan seguidas, ya que de lo contrario, podrían significar el padecimiento de enfermedades como la hipoglucemia, hipertensión o hipotensión, alteraciones en la graduación de la vista, falta de equilibrio a causa de problemas en los oídos, lesiones cervicales o hiperventilación.
Si los problemas se dan a diario o varias veces por semana, es imperativo visitar al médico para tener una idea acerca de por qué se sufre de ello y así seguir un tratamiento específico si el profesional de la salud lo considera necesario.