¿Merece Tony Romo un sitio en el Salón de la Fama?

  • Rafael Zamorano

Tras su retiro ¿Merece Tony Romo un sitio en el Salón de la Fama?

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MÉXICO — A primera vista, la pregunta parece destinada a una respuesta simple.

¿Merece tal o cual jugador ser considerado para el Salón de la Fama?

En el caso de Tony Romo, es lo opuesto.

El mariscal de campo que arribó a los Dallas Cowboys como agente libre no reclutado en el 2003 procedente de Eastern Illinois se retira de la NFL y deja atrás un legado rico en números, pero carente de apariciones en el escenario más grande: el Super Bowl.

Romo se retira como poseedor de prácticamente todas las marcas significativas para un pasador en Dallas. Romo es el líder en yardas por pase (34,183), touchdowns (248), porcentaje de pases completos (65.3) e índice de pasador (97.1).

Fue elegido en cuatro ocasiones al Pro Bowl, y en una al segundo equipo All-Pro. Sin embargo, en 14 campañas en el rancho, los Cowboys solamente conquistaron cuatro títulos divisionales, y con Romo en los controles, calificaron a postemporada cinco veces.

Su marca como mariscal de campo titular en temporada regular es un impresionante 78-49, pero en postemporada, su registro es de apenas 2-4.

La primera medida para comparar los números de Romo es ante sus antecesores: Troy Aikman y Roger Staubach. Ambos son miembros del Salón de la Fama y entre los dos conquistaron los cinco Trofeos Lombardi que posee la franquicia. Ellos son parte de la razón por la que el mariscal de campo de los Cowboys, sea quien sea, es el que sufre mayor escrutinio en toda la NFL.

El porcentaje de victorias de Romo como titular de 61.4 por ciento no se acerca al 74.5 de Staubach, pero es superior al 56.9 de Aikman. Además, el 5.7 por ciento de los envíos de Romo terminó en touchdown, contra el 5.2 por ciento de Staubach y el 3.5 de Aikman. Por si fuera poco, solamente el 2.7 por ciento de los pases de Romo fueron interceptados, comparado al 3.0 por ciento de Aikman y 3.7 por ciento de Staubach.

Con esos números a la mano, es complicado no pensar que Romo ofreció, al menos, un esfuerzo similar al de Staubach o Aikman por ganar los partidos.

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No obstante, los tiempos cambian y las ofensivas modernas ayudan a que los mariscales de campo recopilen números cada vez mejores. Por lo tanto, es necesario medir a Romo al lado de sus contemporáneos, también.

Entre jugadores en activo, únicamente Aaron Rodgers(104.1), Russell Wilson (99.6) y Tom Brady (97.2) ostentan un mejor índice de pasador que Romo, y ningún jugador retirado lo supera en este rubro; Steve Young es el que más se aproxima con 96.8.

¿Y cómo le fue con las remontadas en el último cuarto? Únicamente cuatro pasadores en activo suman más triunfos viniendo de atrás en el último periodo que los 25 de Romo: Brady (39), Eli Manning (30), Ben Roethlisberger (29), y Drew Brees (28).

No dudo que todos los jugadores mencionados arriba acaben, tarde o temprano, en el recinto de Canton.

El porcentaje de touchdowns (5.7) y el porcentaje de intercepciones (2.7) de Romo se me hacen dos de los números más interesantes en la carrera del pasador, porque desafían contundentemente la opinión generalizada de que “solamente lanzaba intercepciones”. Ambos números son idénticos a los de Peyton Manning, futuro miembro del Salón de la Fama. Roethlisberger tiene un porcentaje de touchdowns menor (5.1) pero igual cifra en intercepciones. Kurt Warner, recientemente enaltecido al recinto de Canton, tiene un porcentaje de touchdowns de (5.1) y un porcentaje de intercepciones de (3.1), sin mencionar que ganó el 57.7 por ciento de los encuentros que inició.

Eso nos lleva a echar un vistazo a los mariscales de campo que sí están en el Salón de la Fama, para tratar de descifrar si Romo pertenece o no a ese grupo.

En Canton, residen los bustos de 26 mariscales de campo de la era moderna (ese número no incluye a inmortales como Sid Luckman, Arnie Herber o Sammy Baugh).

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John Elway ganó el 64 por ciento de los partidos que inició, y tuvo un porcentaje de pases de touchdown de 4.1, contra un 3.1 por ciento de pases interceptados. Steve Young ganó el 65.7 por ciento de los juegos que inició, y tuvo un porcentaje de pases de anotación de 5.6 contra un porcentaje de intercepciones de 2.6. Brett Favre ganó el 52.4 por ciento de los juegos que arrancó como titular, el 5 por ciento de sus terminó en touchdown contra un 3.3 que terminaron como intercepciones. Jim Kelly ganó el 63.1 por ciento de los partidos que inició, con el 5 por ciento de sus envíos culminando en touchdown y el 3.7 por ciento terminando en manos del rival. Dan Marino ganó el 62.1 por ciento de sus partidos, mientras que el 5 por ciento de sus intentos de pase fue touchdown contra el 3 por ciento de intercepciones.

La diferencia obvia entre Romo y todos los pasadores mencionados antes es que todos aparecieron en al menos un Super Bowl, y fuera de Kelly y Marino, todos poseen al menos un anillo de campeón. Romo nunca llegó al partido grande, pese a que sus números están a la par de la mayoría de los grandes pasadores, tanto de su época como de los que llegaron antes.

No obstante, hay otros dos pasadores que están en el Salón de la Fama y que nunca disputaron un Super Bowl, tampoco. Warren Moon ganó el 50.2 por ciento de los partidos que inició en la NFL, el 4.3 por ciento de sus envíos terminó en touchdown y el 3.4 por ciento en intercepción. Dan Fouts ganó también el 50.2 por ciento de los juegos que arrancó como titular, el 4.5 por ciento de sus pases culminó en las diagonales y el 4.3 por ciento fue interceptado.

A la luz de estos números, no existe duda de que el trabajo de Romo está cuantitativamente a la altura de Canton.

¿Cualitativamente? Romo acabó con una época de vacas muy flacas en la posición de mariscal de campo de la franquicia de Dallas –sólo basta recordar a Chad Hutchinson y Drew Henson para que nos dé un ataque de escalofrío–, y solamente en un año acabó con más partidos perdidos que ganados como mariscal de campo titular en una temporada (la campaña del 2010 cuando terminó en la lista de reservas lesionados por una fractura en la clavícula).

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Quizás lo más lamentable para Romo es que su carrera terminó cuando más cerca estaba de alcanzar el objetivo final. El 2014 fue su mejor campaña como profesional, liderando a la liga en porcentaje de pases completos (69.9), porcentaje de pases de touchdown (7.8), yardas por intento de pase (8.5), índice de pasador (113.2) y Total QBR (81.5). Por primera vez, Dallas conjuntaba varios de los elementos que se requieren para ser campeones: línea ofensiva dominante, ataque terrestre, defensiva, y un receptor abierto de élite en Dez Bryant. Pero también fue la última temporada completa de Romo. Una fractura en la espalda y una nueva fractura de clavícula borraron sus siguientes dos campañas para dar paso a la nueva era en el rancho, con Dak Prescott en los controles.

No sé si ocurra en los siguientes 10 años, 20 años, o 30 años, pero entre más veo el trabajo de Romo en la NFL y lo comparo al trabajo de otros pasadores –incluyendo a sus contemporáneos–, más me convenzo de que tarde o temprano estará en Canton. No será un Top-10 en la historia del juego, pero eso no es necesario para ser enaltecido.

Es momento de dejar atrás un balón que dejó caer en un intento de gol de campo hace más de una década como el momento definitorio de su carrera. Romo hizo mejores a muchos de los que le rodearon y bajo su mando ofensivo, Dallas regresó al protagonismo.

Carolina Panthers v Dallas Cowboys

ARLINGTON, TX – NOVEMBER 26: Tony Romo #9 of the Dallas Cowboys looks for an open receiver against the Carolina Panthers in the first half at AT&T Stadium on November 26, 2015 in Arlington, Texas. (Photo by Tom Pennington/Getty Images)

Y prepárense, porque esta misma discusión puede repetirse cuando llegue el momento del retiro para Philip Rivers.