El fútbol americano fomenta en el jugador carácter, crea seguridad en sí mismo, disciplina, compromiso, trabajo en equipo, compañerismo, lealtad, entrega física y mental incluso sobrepasando su propias limitaciones y un orgullo fundamentado, entre otros valores.
En los niños mejora su coordinación motriz, agilidad, velocidad, resistencia, tolerancia física, crea amor al jersey y al equipo.
Un jugador con todos estos atributos seguramente será una persona de mucho éxito a lo largo de su vida. Será buen estudiante, buen hijo, excelente padre y un buen discípulo de las enseñanzas de DIOS nuestro señor.
Estoy seguro que tú como padre y/o madre de familia lo sabes y estas convencido al 100 por ciento que estos valores son reales.El football se práctica todos los días aún lloviendo, con frío o con un calor espantoso. NO existe la palabra retardo o inasistencia. Aún cuando existe enfermedad, el jugador hace lo posible por asistir y comprobarle a sus compañeros que realmente está enfermo y así recibir la consideración de ellos.
Como tú por ejemplo, buen padre de familia, éstas condiciones climáticas no te detienen para salir a trabajar y ganar el sustento de tu familia. Predicas con el ejemplo.
En verdad no entiendo cómo es que muchos padres pretenden obtener todos los beneficios y bondades del fútbol americano, a pesar de ser incongruentes e injustos con sus propios hijos. Por una parte les dicen una letanía de valores, educación y comportamiento, pero hacen exactamente lo contrario.
Es decir, muy a menudo los llevan tarde al entrenamiento, un hábito que le heredarás a tus hijos. Con el más sencillo de los pretextos, fomentan que su hijo no asista al entrenamiento. «Es que pensé que iba a llover». «Es que se le ponchó la llanta a la vecina», «es que no servía el semáforo de la esquina de mi casa», es que, es que…
El colmo de la indisciplina de los padres: Se los llevan de vacaciones cuando la temporada de football no ha terminado. Pero eso sí, se comprometen a regresar para el juego del fin de semana.
Inventan y enseñan a sus hijos a decir mentiras por la falta de compromiso, para ellos es mejor decir mentiras que ir a entrenar.
Desaceleran el proceso de compañerismo en el equipo, fomentan las discrepancias entre jugadores por las inasistencias y la falta de compromiso.