Los desafíos de los líderes no solo están asociados a mantener la rentabilidad de la compañía, sino que también supone explorar nuevas vías para conectar con los equipos de trabajo e inyectarles confianza y seguridad. De hecho, circunstancias como la pandemia por el COVID-19 resultan oportunidades para desarrollar un buen liderazgo en tiempo de crisis.
Consolidar tu voz en el equipo, tomar decisiones con mayor velocidad y adoptar una visión a largo plazo para las empresas son tres acciones claves para hacer una buena gestión de crisis y a la vez, mejorar tus habilidades como líder.
Ser más transparente
La comunicación oportuna es clave para cualquier dinámica de trabajo en equipo. Por eso, en los momentos de crisis se vuelve tan importante asumir una actitud de máxima transparencia.
Un líder transparente puede evitar que los vacíos informativos dentro de una compañía comiencen a ser llenados con informaciones falsas o suposiciones dañinas. Aquellos ambientes laborales repletos de rumores pueden bajar la productividad e inducir la falta de compromiso en los empleados.
Preferir la velocidad
Si algo caracteriza a una crisis como la generada por el nuevo coronavirus son los retrasos en la entrega y el análisis de la información de calidad. Esta dinámica impone que las acciones inmediatas que se requieran en una empresa tengan que tomarse aún en medio de la incertidumbre.
Estimular la iniciativa y el derecho a decidir en todos los niveles de la organización son otras acciones que ayudan a las empresas y en especial, al liderazgo en tiempo de crisis.
Tener y mantener una visión de largo plazo
Cuando las empresas toman decisiones en medio de una recesión económica global suelen enfocarse solo en el corto plazo. Esto, sin embargo, puede restar competitividad. Por eso, un buen líder en tiempos de crisis necesita mantener presente las líneas estratégicas de la corporación.
Para desarrollar el liderazgo en tiempo de crisis hay que identificar cuáles pueden ser los cambios estructurales y anticipar su adopción. De esta manera, se mejoran los niveles de cumplimiento de las tareas y también se gana confianza en el equipo laboral.