Para saberlo es importante mirar a dos componentes principales: los recursos empleados y los beneficios obtenidos con su gestión.
Cabe mencionar que no únicamente nos referimos al capital, sino también a la propia infraestructura del negocio desde sus inmuebles, el personal, los vehículos que utiliza en caso de requerirse y, desde luego, el flujo operativo.
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De este modo, las empresas pueden saber qué tan rentables son tanto económica como financieramente: es decir, por una parte qué nivel de ganancias se obtienen con la eficiencia en el empleo de esos recursos, y por otra qué rendimiento obtienen luego de realizar una inversión determinada.