Los obras de pintores más falsificadas en México

Las obras de Frida Kahlo, Diego Rivera, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo se encuentran entre las más falsificadas en el mercado de arte en México, señalaron especialistas consultados por Efe.
México tiene “un problema” de falsificación, sobre todo de la obra de “Tamayo, Rivera, Frida (Kahlo) y Orozco”, dijo la experta en tráfico ilícito y restauradora de la Coordinación Nacional de Conservación, Martha Tapia.

Según el galerista y perito valuador de arte Rafael Matos, a su casa de subastas han llegado una gran cantidad de obras falsas, principalmente de artistas mexicanos. En ocho años registró “2.500 obras falsas”.

En el mercado circulan copias que intentan pasar como auténticas de cientos de artistas mexicanos, incluidos aquellos cuya obra es considerada patrimonio de la nación.

Además de Rivera, Kahlo y Orozco, en ese grupo figuran David Alfaro Siqueiros, Saturnino Herrán, José María Velasco, María Izquierdo y Gerardo Murillo (Dr. Atl).

La obra de estos ocho artistas solo puede salir del país para su exhibición y siempre debe regresar a México, indicó Tapia, quien añadió que únicamente pueden ser copiadas con autorización del Instituto Nacional de Bellas Artes. Su falsificación constituye delito.

Por su parte, Matos explicó que el problema no es copiar una obra, sino copiarla e intentar venderla como un original.

“Si yo la vendo y digo que es una copia, no tiene ningún problema; pero si copié un Miró y lo quiero vender como un Miró para sacar dinero, eso es un falso y ahí hay dolo”, apuntó.

Alberto Soto, experto en arte de la Universidad Iberoamericana, dijo que no hay un control de las obras que se mueven en el mercado mexicano.

La autoridad -la fiscalía general, la Marina, Migración, las aduanas- “no lleva un registro ni está capacitada para identificar qué obras que entran o salen del país son falsas o traficadas de manera ilegal”, afirmó.

Por ello, el doctor en historia destacó la necesidad de que dichas instituciones tengan protocolos de actuación en casos en los que se comprometa el patrimonio, ya sea por su entrada o salida ilegal del país.

Sin embargo, en opinión de Matos, la autoridad no tiene por qué controlar el mercado de arte ni perseguir a los falsificadores, sino hasta que haya una denuncia.

“Muchas veces el problema son los compradores, porque muchos de ellos no saben si lo que les están vendiendo es auténtico o no” o si el precio es el “correcto”, indicó.

Por ello, Matos recomendó a quienes quieren comprar alguna obra de arte consultar antes a un experto para saber si la pieza es original o apócrifa, y si ya adquirió un falso, acudir a la autoridad a denunciar el fraude.

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