Cada urbe es única por un cúmulo de factores. La Ciudad de México es singular, porque en algunos de sus rincones, aún se respira el imperio prehispánico que fue. Su ubicación geológica es particular (rodeada por volcanes y asentada sobre un lago extinto), y la mezcla cultural es inaudita, quizá, entre otras cosas, como hechura de la gran desigualdad que aflora en la ciudad.
Entre las bondades y perjuicios del D.F, hay detonantes de inspiración, entre ellos su intensidad, que seguro son canalizados por las mentes creativas. Recordemos que en esta ciudad vivieron grandes personajes como William Burroughs, Jack Kerouac, el Che Guevara o Trotski. Hoy, también la habitan personas que han consumado creaciones de gran envergadura, y hacen de la Ciudad de México su casa permanente.
Algunos sugerentes ejemplos:
Francis Alÿs: este artista belga arribó tras el temblor de 1985 para ayudar en algunos proyectos de construcción. Ese momento se prolongó porque eligió quedarse en la Ciudad de México hasta hoy. Mutó su profesión de arquitecto por la de artista, y en sus paseos por la ciudad, consuma experimentos sobre la influencia del arte en las urbes. Hace pintura, escultura, performance, video, etc. Ha sido catalogado como uno de los artistas más importantes en el mundo.
Ariel Guzik: este multifacético personaje estudia la naturaleza, y le da vida con su propia música. Guzik es músico, investigador, artista, iridólogo, herbolario e inventor. Estudia fenómenos de resonancia, mecánica, electricidad y magnetismo, como fundamento para la invención de mecanismos de sonirificaión de la natura. Es el director del Laboratorio de Investigación en Resonancia y Expresión de la Naturaleza en México. Un ingenioso creativo, híbrido entre científico y artista.
Tino Contreras: Es uno de los músicos mexicanos contemporáneos más admirados en el mundo. Es creador de fusiones de jazz con estilos populares tan arraigados como la música religiosa. Sus creaciones son tan eufóricas en ocasiones, que se confunden entre la genialidad y la locura. Para que te des una idea de su amalgama, ha hecho trabajos que ha llamado: jazz Tropical, Jazz Flamenco, Jazz Mariachi, mezclado instrumentos prehispánicos con Arpas Armónicas, Multifonía Tarahumara, obra percusiva con ritmos de Medio Oriente. Es una genialidad, y un tesoro nacional viviente.
Mario Molina: fue el primer mexicano en recibir un premio nobel de Química. Este científico descubrió el agujero de la capa de ozono, que entre otras cosas, acelera el cambio climático.
Juan Villoro: es escritor, filósofo y periodista, tiene muy buena reputación en México como intelectual. Es un gran crítico de la época digital, que dice, ha llevado a nuestra mente a niveles tan cómodos, que indagamos información necesaria al momento, y hemos ido perdiendo la práctica de la memoria.Mario Molina: fue el primer mexicano en recibir un premio nobel de Química. Este científico descubrió el agujero de la capa de ozono, que entre otras cosas, acelera el cambio climático.
Abraham Cruz Villegas: formó parte de una primera generación de artistas que retaron lo que se hacía de arte en México. Cruz Villegas persigue la reinterpretación de los objetos cotidianos. Sobre todo, del legado artesanal de su padre, quien había trabajado esos objetos por necesidad económica.
Gabriel Orozco: se considera parte de la nueva generación de artistas conceptuales en México. Este creativo hace reflexiones en torno a sus obras con “hilos” de repetición. El artista detona reflexiones en el espectador, no durante, sino después de haber visto la pieza.
Elena Poniatowska: activista, periodista y escritora, muy querida por la población. Fue de las primeras en exigir al sistema información verídica sobre la opresión de estudiantes, en un régimen político muy hermético y peligroso.
Teodoro González de León: uno de los arquitectos más prolíficos, e importantes de la historia del país. Hizo grandes edificios, que conjugan la sobriedad de enormes bloques de concreto, con un formato abstracto, modernista y minimalista. Sus más emblemáticos recintos son el Museo Tamayo, el Auditorio Nacional, el Colegio de México y la casa matriz del Fondo de Cultura Económica. Muchas de sus obras las creó, en conjunción, con el icónico arquitecto Abraham Zabludovsky.