Las migraciones del siglo XXI. Un desafío para la humanidad

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Sea porque huye de conflictos bélicos, de privaciones económicas, o ambas, la gente cruza a diario las fronteras en busca de una vida digna; la comunidad mundial debe abordar esta problemática.

Por primera vez en su historia, la Unión Europea se enfrenta a una afluencia masiva de refugiados, que procede desde regiones lindantes. Mientras que algunos interpretan este fenómeno como puntual y pasajero, son muchos los que han comenzado a preguntarse si esta tendencia llegó para quedarse. En definitiva, la respuesta podría estar en manos de las sociedades y sus líderes, que deben asumir políticas tendientes a morigerar el fenómeno a nivel nacional, regional y global.

A nivel mundial, el número de migrantes está directamente vinculado con el número de guerras y los derechos humanos cercenados, sea ya por regímenes de poder institucional o de facto. En este sentido, existe una serie interminable de conflictos armados, internos y regionales, en todo el mundo, concentrados mayormente en Oriente Medio y África. Si los estados del mundo fueran capaces de abordar las profundas causas de estos conflictos, el número de migrantes en el mundo se vería drásticamente reducido.

Finalmente, las legislaciones vigentes en cuanto a la materia migratoria sufren de una seria obsolescencia, lo que resulta bastante lógico si se contempla que el régimen mundial de refugiados se estableció en un momento muy particular de la historia, a raíz del Holocausto y el inicio de la Guerra Fría. La Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, define al refugiado como alguien que huye de una “persecución”, sea ya por cuestiones de raza, religión, nacionalidad, pertenencia social u opinión política. La idea de proteger a personas cuyos gobiernos no pueden hacerlo no existía entonces y, hoy, los fuertes desplazamientos migratorios son cada vez más complejos; la mayoría no encaja adecuadamente con la Convención de 1951.

El cambio climático, la inseguridad alimentaria y la violencia generalizada, por ejemplo, representan hoy las causas más incidentes de los grandes desplazamientos migratorios. Cuando se trata de un Estado fuerte, el gobierno puede, generalmente y en alguna medida, proporcionar soluciones a las personas afectadas. Esto resulta directamente imposible, cuando se trata de un Estado frágil. Las personas que resultan excluidas de la definición internacional de refugiado, aunque sin embargo lo son, sufren de graves privaciones de sus derechos socioeconómicos; se trata de un grupo mayúsculo de gente, a la que podría denominarse “migrantes de supervivencia”.