El 12 de enero de 1916 toda la familia Bonaparte fue desterrada de Francia por una ley del Gobierno francés. Esta familia había encarnado el liderazgo de un movimiento político en Francia, denominado el bonapartismo, difícil de clasificar en los términos clásicos de izquierda y derecha. Dicho movimiento, de innegable contenido autoritario, cesarista, ultra-nacionalista y militarista, respondió a los ideales liberales nacidos de la Revolución de 1789, y de hecho, la «leyenda napoleónica» formó parte de la cultura revolucionaria de los liberales románticos que lucharon contra Luis XVIII, Carlos X y Luis Felipe de Orléans.