1. Ser parte de un equipo de porristas es todo un compromiso
Regla número uno: nunca te integres a un equipo de porristas si no sabes de puntualidad, responsabilidad y trabajo en equipo.
Expectativa: mirarte como porrista profesional de la NFL.
Realidad: de pronto tu cuerpo decide que eso de la coordinación tal vez no es lo suyo.
3. Siempre hay alguien abajo de ti que te mira TODO
Con el tiempo pierdes la pena y te concentras más en lograr altura y presentar tus mejores baskets.
4. Tu primer split te hace llorar
Duele mucho lograr tu primer split, pero cuando lo dominas se vuelve cada vez más sencillo y divertido tu entrenamiento… ¡Hola, arco y flecha; hola, stretch!
5. Comienzas a olvidarte de fiestas y de tu familia
De pronto, la única familia con la que ríes, peleas, convives y te apoyas es tu equipo de porristas.
6. Empiezas a encariñarte con todos en tu equipo
Desde chicas, hombres y tus entrenadores. Todos se vuelven cómplices en una misma meta: ¡ser los mejores siempre!
7. Cualquier lugar es perfecto para practicar
Imposible salir de día de campo con tus amigas del equipo y no sacar la idea de intentar una que otra pirámide.
8. La primera vez que vuelas es lo máximo
Es como subirte a un juego mecánico: sientes adrenalina y entre más alto llegas más puedes demostrar tus mejores movimientos.
9. Morías de celos cuando tu novio cargaba a otra porrista
Alerta spoiler: tener un novio dentro de tu misma escuadra de porristas tiene pros y contrasMUY marcados.
10. Superas eso de salir mal en un action moment
Action moments son aquellas fotos donde sales en plena acción, ejecutando tus mejores movimientos. Todas tuvimos una foto de este tipo donde perdimos un poco de glamour.
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