Ciudad de México. El artista catalán Jaume Plensa (Barcelona, 1955) charla con La Jornada en una banca de piedra dentro del Museo Nacional de Arte (Munal), de espaldas a la escultura monumental Behind the walls/ Detrás del muro, colocada en el Patio de los Leones. Ese es el motivo de su presencia en México: la inauguración de esa pieza de 7.5 metros de altura, hecha con una mezcla de fibra de vidrio y polvo de mármol.
Es el rostro de una mujer-niña que se cubre los ojos con las manos, y cuya posible lectura será diferente en cada lugar que se coloque, en cada individuo que la vea. Fue concebida para instalarse frente al Rockefeller Center, en Nueva York, donde rápidamente se convirtió en la escultura más fotografiada, y ahora se encuentra en el corazón de México. Esta es la primera ocasión en la que Plensa expone en el país.
–Aquí las lecturas acerca de la escultura serán diferentes por el tema del muro en la frontera y de la violencia de género.
–Esto que está pasando, la forma en la que se ha canalizado una energía en esta pieza, en un lugar concreto. ¡Caramba! Creo que esto es arte en estado puro. Cuando William Blake decía ‘‘un pensamiento llena la inmensidad’’, esta idea de que no son objetos, no son materias, no son cosas físicas, sino que es esta vibración de los cuerpos, de nuestros pensamientos, que van llenando el espacio y nos unen a todos, creo que esto es arte.
El Mediterráneo, gran tumba
–¿Cómo traducimos el título Behind the walls: detrás de las paredes o detrás de los muros?
–Sabes que la hice para esta instalación en el Rockefeller Center de Nueva York, y era una pieza a la que quería darle un sentido muy genérico, no estaba dedicada a un muro concreto ni a un problema en particular. Creo que estaba dedicada al ser humano que tiene una capacidad infinita de levantar muros, ahí donde esté lo primero que hace es levantar un muro, primero para protegerse y luego para evitar el contacto con lo que le parece que no es adecuado.
‘‘Muchas veces he dicho que los muros más altos, los más impenetrables son los que creamos con nuestras propias manos cuando nos tapamos los ojos y preferimos no ver, no saber, mirar hacia otro lado. Y creo que esto son los grandes muros. Ya lo sé que no son los que parece que levantan los políticos pero quería darle un sentido más individual, personal, más de responsabilidad propia de cada uno de nosotros porque siempre parece que la culpa es de alguien pero nunca nuestra.
‘‘Me pareció que Nueva York era un lugar muy adecuado para hablar de este sentido anónimo de la culpa o la responsabilidad, lo que pasa es que ha sido una suerte o un destino tal vez que esta pieza venga a México. Y, claro, este país es un lugar que conoce muy bien este tema, ¿qué le voy a contar yo a México de todo esto?
‘‘Y yo que soy un hombre del Mediterráneo que también el mar que yo adoraba se ha convertido en otra cosa, es una gran tumba ahora, es decir, vivimos experiencias distintas pero parecidas en el dolor humano y en la responsabilidad de cada uno.
‘‘Es una pieza que me gustaría que cuando el espectador esté delante de ella, tuviera un sentido casi de espejo, en el que se vea reflejado y dos segundos de reflexión o de ternura hacia este gran problema.’’
Otras sensibilidades
–También es un shock ver la escultura porque pareciera que estamos viendo todo, todo el tiempo, pero la obra nos dice que no es cierto.
–Estarás de acuerdo con que a veces con los ojos no es con lo que más se ve, o con la boca no es con lo mejor con lo que se puede decir algo, con las orejas no es con lo que puedes escuchar mejor. Necesitaríamos poner en marcha otras sensibilidades en nuestro cuerpo, de nuestra mente, para poder llegar con más precisión al mensaje de verdad. Soy artista, por tanto, trabajo con la mirada, la visión; ha habido una pérdida de la percepción visual en beneficio de la información visual y creo que esa velocidad, esta rapidez, esto que nos parece información, ha ido deteriorando la profundidad de nuestra mirada, la lentitud de esta mirada y sobre todo la lentitud de la reflexión de los que aprendemos gracias a la mirada.
‘‘Esta pieza es verdad que es fuerte, porque es como cerrarte a lo que te une a los demás que es la mirada, pero también de alguna forma se cubre prácticamente todo el rostro: porque tenemos unas manos enormes, aunque no lo parezcan, en nuestra proporción humana. Creo que va a ser muy bonita porque es muy emocional, también.”
Una vez que concluya la exhibición en México, Jaume Plensa no sabe adónde irá su escultura monumental. ‘‘Normalmente trabajo encargos específicos para lugares concretos, pero de vez en cuando surgen proyectos que son casi públicos que no tienen casa, como un homeless, que va buscando casa. Eso me encanta, porque la pieza vive distintas experiencias y situaciones, y creo que es bueno para ellas, las enriquece’’.
La obra Behind the walls/Detrás del muro, que concluirá exhibición en el Munal (Tacuba 8, Centro Histórico) el 20 de febrero, es un proyecto conjunto de la Secretaría de Cultura federal, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, el Munal, la Fundación Callia y la iniciativa privada.