Obra maestra del cine mudo que ha trascendido a la historia universal del llamado séptimo arte, este 2021 cumple cien años de su realización: ‘El chico’ (1921), dirigida y actuada por el genial Charlie Chaplin (1889-1977) y por el talentosísimo, en ese entonces actor infantil, Jackie Coogan (1914-1984). Aquí se recuerda con gusto y detalle, y se invita a celebrarla volviéndola a ver.
Hace cien años, en los primeros días de febrero 1921, hubo dos estrenos cinematográficos que se cuentan entre las glorias más inmarchitables de la historia del cine mudo. O del cine, a secas. El día 6 fue el estreno de The Kid, el primer largometraje (seis rollos) de Charlie Chaplin, que en nuestro ámbito cultural se conoce como El chico, en España, El muchacho, El chicuelo e incluso El pibe, adivinen dónde. Tres días después se estrenaría en Berlín Hamlet, protagonizado por la grandiosa Asta Nielsen, la actriz danesa considerada “la [Eleonora] Duse del cine”.
Hamlet, en la censura desde noviembre del año anterior, recién fue autorizada tres meses más tarde, y como no apta para menores. El problema no era que al príncipe de Dinamarca lo actuase una mujer: la gran Sarah Bernhardt ya lo había hecho antes en el teatro, en París. El problema es que, en la versión de la Nielsen, Hamlet es una princesa, es mujer, educada entre varones y como varón, y está enamorada de Horacio, quien a su vez lo está de Ofelia, y ésta de Hamlet. Para la historia del cine quedará inmortal la escena en que la Nielsen se precipita hacia el ataúd donde yace el cadáver de su padre y abraza aquella madera inerte como si fuese carne viva.
No es casualidad que Die Lustige Blätter, un semanario alemán satírico polícroma y profusamente ilustrado, y lectura obligada en el mundo de la farándula, publicase un año después, el 11 de febrero de 1922, una caricatura que incluía a ambas glorias del cine mudo, Asta Nielsen y Charlie Chaplin, como Adán y Eva: desnudos los dos, aunque con las vergüenzas tapadas por una serpiente que en verdad es un rollo de película desliado desde el árbol que se encuentra entre ambas figuras.
Pero Asta Nielsen, por lo desconocida que es de nuestro público, merece por sí sola un artículo que les queda prometido, de manera que hoy nos concentraremos en El chico.