Condenado a permanecer oculto porque la crítica de arte Raquel Tibol cuestionó su autenticidad, durante más de una década el cuadro Peregrina tlaxcalteca que Diego Rivera pintó en 1946 estuvo resguardado en las bodegas del Museo Soumaya.
El equipo del recinto decidió realizar una investigación y recopiló información para demostrar que la pintura sí es de Rivera. Finalmente, Alfonso Miranda Márquez, director del Museo Soumaya, encontró una prueba más para argumentar que la pieza es de la autoría del muralista mexicano (Guanajuato, 1886-Ciudad de México, 1957).
En su afán por fortalecer la colección, Miranda Márquez sostiene que no es resultado de un acto de fe, sino de una investigación con la que se logra comprobar que dicha obra es de la paleta de Diego Rivera. Una vez demostrado lo anterior, anuncia que por primera vez la pintura se mostrará en una exposición, la cual será organizada próximamente en el Museo Soumaya Plaza Loreto.