El 18 de marzo de 1938 el entonces presidente de México, Lázaro Cárdenas del Río, expidió el decreto de la Expropiación Petrolera el cual consistió en la apropiación legal del hidrocarburo que explotaban 17 empresas extranjeras, las cuales tenían el control de la industria, a fin de constituirse en propiedad de los mexicanos.
La razón principal de ese embargo fue la constante negativa de las compañías de mejorar las condiciones salariales y laborales de los empleados. Se estableció que el Estado tendría el control total sobre la producción y comercialización del petróleo en territorio nacional, lo que permitió al gobierno federal contar con recursos económicos adicionales a los provenientes de los impuestos, productos, derechos o aprovechamientos.
“Este hecho histórico es parte de la identidad de los mexicanos, un motivo de orgullo que nos define como integrantes de este gran país. Esa hazaña no debemos olvidarla, se ha hecho énfasis en el gran papel que tuvieron los trabajadores en ese proceso”, asevera el experto.